jueves, 9 de noviembre de 2017

CRÍTICA | THE SQUARE, de Ruben Östlund


De artistas y farsantes
THE SQUARE
Festival de Cannes: Palma de oro. Festival de San Sebastián: Zabaltegi-Tabakalera
Suecia, 2017. Dirección y guión: Ruben Östlund Fotografía: Fredrik Wenzel Reparto: Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary, Christopher Læssø, Marina Schiptjenko, Elijandro Edouard, Daniel Hallberg, Martin Sööder, Linda Anborg, Emelie Beckius, Peter Diaz, Sarah Giercksky, Jan Lindwall Género: Comedia dramática Duración: 140 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 10/11/2017
¿De qué va?: Christian dirige uno de los principales museos de arte contemporáneo de Estocolmo. Su equipo está a punto de abrir al público The Square, una exhibición que pretende hacer reflexionar a los visitantes sobre los valores humanos. El robo de su cartera, su relación con una periodista, el regreso de sus hijos pequeños y la desastrosa campaña publicitaria del evento pondrá contra las cuerdas a Christian. 



The Square es el quinto largometraje de Ruben Östund, un autor que dede sus inicios ha estado vinculado al Festival de Cannes. Ahora, con la Palma de oro en su haber, cabe esperar que su humor negro y crítico se internacionalice en una línea de ascendente de visibilización que ya escaló posiciones con Fuerza Mayor. Östlund se ríe de la sociedad sueca, incomoda al espectador a la vez que apela a su carcajada, y como ya sucediera en su anterior cinta insiste en la figura del "macho en crisis", el hombre de clase media, hipócrita y calzonazos, que representa la Europa de la falsa modestia, el supuesto bienestar y los nuevos modelos laborales y familiares. Una chanza localista, convertida, como hiciera Toni Erdmann la temporada anterior, en gran metáfora del "aquí" y del "ahora".


The Square cuenta la historia de Christian, director de un museo de arte contemporáneo que está preparando una exhibición sobre el altruismo y la confianza en el prójimo. Lejos de esas consignas, la vida del protagonista dista de ser perfecta, ni tan siquiera coherente. De todas sus decisiones, Östlund extrae la idiosincrasia de un pardillo intelectualoide, de vida miserable y defensor de una parafernalia artística carente de sentido. Sus desventuras se suceden como momentos inconexos, gags relacionados con el robo de su cartera, la promoción de la exposición del título en redes sociales, la financiación de la galeria o su relación con prensa y trabajadores. Un gran guiñol, a veces excesivo, pero en todo momento lúcido, que deja en cueros sus (nuestras) vergüenzas.


En resumen, estamos ante una obra provocadora, casi siempre imprevisible, llena de grandes ideas y buenos momentos. Tan sólo le resta la magnanimidad de su director (la sátira a veces se torna en burla, y de ello se intuye una voz narradora un tanto resabida) o la desmedida de ciertas escenas (parte de su gracia radica en la dilatación de las bromas, unas repeticiones que sobrecargan el metraje). Probablemente Fuerza mayor era una película más precisa y elegante en sus formas, incluso uno tiene la sensación de que The Square funciona más por acumulación de semánticas que por un discurso verdaderamente cohesionado, pero estamos ante una experiencia fílmica que aúna como pocas reflexión y entretenimiento. Un arma arrojadiza con las consignas del celuloide de 2017, "para nosotros" y "sobre nosotros".


Para los que nunca se pierden las películas con vocación de escándalo.
Lo mejor: Su humor, entre el absurdo y la crítica social.
Lo peor: Algunos gags-escenas están un poco llevadas al extremo y les sobra metraje.


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