domingo, 5 de julio de 2015

CRÍTICA | ARREBATO, de Iván Zulueta


ARREBATO, de Iván Zulueta
Largometraje del jurado nº 03: Cinoscar Summer Festival 2015
España, 1980. Dirección y guión: Iván Zulueta Duración: 110 min. Género: Drama experimental Tráiler: Link Reparto: Eusebio Poncela, Cecilia Roth, Will More, Marta Fernández-Muro, Carmen Giralt, Luis Ciges, Antonio Gasset
Elección y presentación de Xavier Vidal: Arrebato se ha convertido junto a El sur en la película más importante del cine español de los 80. Almodóvar recientemente citaba ambos títulos para describir la fascinación que le había producido Magical Girl, y la relación dista de ser casual: Zulueta es un referente para toda una generación de autores, y sólo precisó un film para dejar su impronta. Arrebato es impulso y es raciocinio, es cine dentro del cine, cine físico y cine vaporoso, cine maldito y cine inmortal. La película más moderna que puede visionar un cinéfilo a pesar de sus 35 años. También un trágico adelanto del efecto devastador que las drogas tendrían para la generación que puso cara y arte a la Movida ochentera (Zulueta, el primero). Y, cómo no, la descripción más certera y críptica del amor al cine (porque no somos cinéfilos, sino yonkis del cine). Un chute en vena, una adicción de la que uno no quiere rehabilitarse. Disfrútenla... o todo lo contrario.


RESEÑA DANIEL: Ver Arrebato es contemplar un cuadro de Dalí. El arte está allí y hay que estar meticulosamente preparado para terminar asombrado por la propuesta. Es un cine diferente, denso, sumamente austero, hiriente, enfermizo, que cavila ferozmente en nuestra retorcida mente e indaga en ella para que quedemos extasiados. Un experimento voraz que redescribe la definición del cine, como la propia concepción del todo y la nada a la vez; como la respuesta inquebrantable a las emociones y los vacíos existenciales, como el salto final hacia la locura. Describir Arrebato es una tarea sumamente complicada, y es más, las palabras quedan cortas; el director intenta proyectar una visión sumamente profunda sobre el mismo cine huyendo de las convencionalidades, ahorrándose los fangosos argumentos y confundiendo todo cuanto aparezca. Pero todo ese compendio cuasi surrealista, enigmático, intrigante, rompedor de métodos y formas, nos lleva a un desenlace que traspasa sus límites, un clímax que ensordece y mutila cualquier visión previamente planificada. Zulueta no teme destruir su propio mundo e intoxicar a su protagonista a través de una odisea infernal que vacila entre recuerdos fugaces y esquizofrénicos sueños. Y en medio de esa hecatombe emocional es el propio director quien se entrega a su arte, a su cine, a su mundo, reconociéndose atrapado en su arrebatador universo, cegado por la pasión. Una ráfaga se escucha. Todo se desvanece. La música vuelve a sonar, esa música maldita que acompaña las peores pesadillas. Y todo acaba sin saber cuándo en realidad ha acabado. Una palabra más: sublime. 

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RESEÑA ISIDRO: El primer pensamiento que me viene a la cabeza tras haber estado dos horas con cara de “¿qué coño?” (“WTF?”, que dicen los guays) es el mismo que tendría si hubiera visto una cinta VHS grabada con la cámara del protagonista de Arrebato donde el Cronenberg de Videodrome y el Almodóvar de los 80 echan un quiqui salvaje (y por ahí David Lynch dando palmas). Es una imagen muy bizarra, lo sé, pero menos que las que Zulueta recoge, o casi. Zulueta crea una fantasía en los límites del surrealismo sobre la interacción del espectador con el cine, que aunque para sus personajes tiene mucho sentido, a los terrícolas dispuestos a disfrutar de la experiencia no nos queda más remedio que dejarnos llevar por este desfile del exceso, irregular y hasta ridículo, pero visceral y, sin duda, fascinante. Me siento identificado con ese marciano bipolar interpretado por Will More en su incansable búsqueda de ese arrebato, de ese éxtasis de evasión que puede llegar a provocar una obra cinematográfica (y por extensión, cualquier expresión artística). En mi experiencia cinéfila a lo largo de los años me he ido convirtiendo en una especie de sibarita (mei generis, porque hay cada chorrada que me apasiona) al que le cuesta mucho dar notas altas, y es que siento que una obra merece todo mi reconocimiento si consigue llevarme a esa experiencia catártica, a ese arrebato. La película de Zulueta no me ha terminado de arrebatar… pero reconozco que le ha faltado poco.

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RESEÑA MAYRA: Primera cinta de la sección películas del jurado que visioné, y con mucha expectativa, puesto que prometía ser tal vez la más compleja de la sección. Arrebato es una rareza del cine español que pretende mostrar la fascinación de sus protagonistas por el cine. El director Zulueta desarrolla una idea interesante y entretenida, sobre una fascinación que bien se aproxima a la nuestra: como cinéfilos buscamos en cada película esa sensación única que sólo puede producir un film bien realizado. Arrebato, a pesar de por momentos tambalear debido a los algo desdibujados y no tan interesantes personajes de José y su novia, no deja de resultar intrigante y surrealista, de singularidad única que bien puede ser el “Arrebato” de unos, o la decepción de otros. Si algo es seguro, es que no dejará indiferente a nadie. En mi caso, se ha ganado mi atención y aplauso por su originalidad y atrevimiento, una obra experimental que merece la pena ser visionada. 

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RESEÑA MIGUEL: Es complicado explicar con palabras qué es Arrebato. Más allá de la locura que engendra, y del sudor, amor y drogas que emite, quiero entender su extraño mensaje como un peculiar homenaje al cine. De hecho, su estreno en los años 80 es de gran significación, teniendo en cuenta la época de cambio que vivía el país, su azote cinéfilo es de gran enjundia. Soy capaz de imaginarme los rostros de los espectadores que la vieron por primera vez sin ninguna pista. Ver Arrebato es toda una experiencia que encoge los sentidos. Yo creo que incluso la olí. Es cierto que por momentos ansiaba un poco más de cordura; el desenfreno de sus imágenes y su original narración pueden pasar factura hasta al espectador más entregado y paciente. La presencia de Eusebio Poncela es muy potente, sin embargo por momentos crujía los dientes por el afán de su director de mostrar la sordidez de su día a día. Tanto la evolución de su personaje, como la del resto, muestran la gran determinación con la que Iván Zulueta quería mostrarlos, sin cortapisas ni censura de ningún tipo. Lo mejor para entender el significado de Arrebato es verla.

1 comentario:

Israel "el estepario" dijo...

Ayer por fin la pude ver y me pareció una pasada llena de matices difíciles de descifrar en un sólo visionado.
Sin duda una obra maestra a la que le dedicaré su merecida entrada en el blog.