domingo, 28 de septiembre de 2014

CRÍTICA | MAGICAL GIRL, de Carlos Vermut


Ten cuidado con lo que deseas
MAGICAL GIRL, de Carlos Vermut
Concha de oro 2014 y Concha de Plata a la mejor dirección
España, 2014. Dirección y guion: Carlos Vermut Fotografía: Santiago Racaj Reparto: José Sacristán, Bárbara Lennie, Luis Bermejo, Israel Elejalde, Alberto Chaves, Miquel Insua, Elisabet Gelabert, Lucía Pollán, Teresa Soria Ruano Género: Drama Duración: 125 min. Tráiler: Link Estreno en España: 17/10/2014
¿De qué va?: Alicia es una niña enferma que sueña con tener el vestido de la protagonista de la serie japonesa Magical Girl Yukiko. Luis, su padre, es un profesor de literatura en paro que está dispuesto a hacer cualquier cosa con el fin de cumplir el deseo de la pequeña. Todo ello tendrá inesperadas repercusiones en las vidas de Bárbara, una mujer con desórdenes mentales, y de Damián, un profesor de matemáticas recién salido de prisión.


El cine es fondo y es forma, es impulso y es raciocinio, es una experiencia y al mismo tiempo una puerta a todo tipo de debates, pensamientos y reflexiones. Algunas películas nos sorprenden por su estilo, por su concepción visual o por sus aportaciones técnicas, pero su argumento resulta tremendamente conservador. Otras en cambio proponen nuevas temáticas, pero su lenguaje formal es tan familiar que en seguida desconectamos de lo que vemos en pantalla. Magical Girl, en cambio, parte de un nuevo 'fondo' y de una nueva 'forma' para crear un 'todo' inaudito. Por eso es una película imprevisible que se reformula con cada escena. Una obra que coquetea con todos los géneros con el objetivo de crear otro: el sello Vermut. Una cinta que pende del hilo del surrealismo, pero que al final se desvela como un cuento cargado de sentido(s). Un film que es un conjunto cerrado y a la vez una ecuación con incógnita imposible de resolver. Una historia que se construye plano a plano y que se autoinmola en uno de los finales más impresionantes que jamás hayamos podido ver. Una pieza de arte que apela a la inteligencia del espectador; que muestra mucho, pero que sugiere todavía más. Un título, en definitiva, llamado a ser una obra de culto instantánea.


Carlos Vermut teje una tupida red de personajes que inquietan al espectador. Todo en Magical Girl resulta reconocible y extraño. No sabemos qué estamos viendo, pero no podemos despegar los ojos de la pantalla. Descifrarla es un reto, pero también es una película que se puede disfrutar desde un punto de vista más primario, como ocurre con las mejores obras de Lynch. Y si se acceden a las alas más oscuras de su laberinto de pasiones, chantajes e influencias, nos daremos cuenta que Magical Girl es, en esencia, un ejercicio de cine negro con mucha crítica social debajo de su alfombra. De ella se obtiene una de las descripciones más impresionantes e implacables de la sociedad española de nuestros días. Porque Vermut habla de la paternidad, de la fidelidad, de la crisis, de la tensión entre lo material y lo emocional. También de cuestiones aparentemente tan alejadas como la tauromaquia y la literatura, la prostitución o la educación. Poco más puede decirse para que la audiencia llegue virgen a la película y la pueda disfrutar como se merece. No cuesta imaginarla como la gran obra maestra de ese cine español de bajo presupuesto y gran imaginación que ha irrumpido con fuerza en los últimos años. Si Rajoy la viese, dimitiría al día siguiente y entonaría un mea culpa público. Y si el citado Lynch tuviese ocasión de verla, no dudaría en declarar a Vermut como su alumno más aventajado. Volveremos a ella, queramos o no. Para este blog es la mejor película del 2014. El día 17 de octubre llega a las salas: véanla... y alucinen.


Para espectadores sin complejos.
Lo mejor: Es única en su especie.
Lo peor: Que la crítica conservadora la denoste por sus atrevimientos.

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1 comentario:

Ismael Cruceta dijo...

Tenemos que conseguir que Rajoy la vea!!!!!

Gracias por la magnífica crítica. estoy deseando verla.

Un abrazo!