jueves, 26 de noviembre de 2015

CRÍTICA | VICTORIA, de Sebastian Schipper


¡Jo, qué noche!
VICTORIA, de Sebastian Schipper
Festival de Berlín y Sitges 2015: Sección oficial. 6 premios Lola, incluyendo mejor película
3 nominaciones a los Premios del Cine Europeo: Mejor película, director y actriz
Alemania, 2015. Dirección: Sebastian Schipper Guión: Olivia Neergaard-Holm y Sebastian Schipper Música: DJ Koze, Nils Frahm y Deichkind Fotografía: Sturla Brandth Grøvlen Reparto: Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski, Max Mauff, Burak Yigit, Nadja Laura Mijthab Género: Thriller. Drama Duración: 140 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 23/10/2015
¿De qué va?: Madrugada en el barrio berlinés de Kreuzber. Victoria, una española que trabaja en la capital alemana como camarera, conoce a cuatro jóvenes con ganas de fiesta. Esta es la crónica en tiempo real y en un único plano secuencia de cómo la vida de Victoria, coincidiendo con el amanecer, cambiará para siempre.


2015 es el año de las películas contadas en primera persona y en plano secuencia: ahí están títulos como Birdman, Hablar, The Tribe o El hijo de Saúl. El cine se ha empeñado en convertir el clásico visionado en una experiencia física, como si los formatos de antaño hubieran quedado obsoletos y fuera necesaria una reformulación de todos los recursos cinematográficos. Victoria, vista en el Festival de Berlín y gran ganadora de los premios de la Academia de Cine Alemán, se suma a este movimiento de películas inquietantes, claustrofóbicas y de lenguaje absolutamente novedoso.


Sin cortes, en tiempo presente y con atmósferas inquietantes, Victoria nos lleva de viaje por un Berlín de borrachera, y la resaca se mantiene durante sus casi 140 minutos de cine moderno. De los interiores de una discoteca a la azotea de un edificio, el film recorre los bajos fondos urbanos y humanos. La protagonista (notable Laia Costa) lleva el éxito en su nombre, pero su periplo es más que accidentado. Desde la butaca, el espectador empatiza con la inocente Victoria y desea que salga sana y salva de tanto ajetreo. La inserción de momentos musicales que dejan en silencio-suspenso una historia donde prima el nervio aporta pequeños momentos de distensión dramática a esta montaña rusa de infortunios. También esconde una crítica social a la Alemania del clasismo, la delincuencia, los minijobs y la adicción a las drogas.


Algunos la tacharán de efectista (lo es), pero en esta nueva ola de películas subjetivas priman las emociones por encima de la técnica. Tan intensa como sufrir los efectos de un alucinógeno de diseño. Y a juzgar por la inquietud que hemos sentido durante la proyección, no cabe duda de que la obra de Sebastian Schipper sale ‘victoriosa‘. Muy recomendable.

Para amantes de las experiencias extremas.
Lo mejor: La planificación fotográfica y el maratoniano trabajo de su reparto.
Lo peor: Que su histerismo no deje ver el relato generacional y lapidario que esconde.

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