martes, 24 de septiembre de 2013

Crítica de GRAVITY, de Alfonso Cuarón

Cuando llegó el 3D a las salas se nos dijo que no veríamos la película: 'estaríamos' en ella. Obviamente eso no se produjo, ya que para disfrutar del film poco importa el factor tridimensional si la historia, el guion, los actores y los distintos apartados, no sólo los técnicos, que conforman la obra no convencen. Con Gravity es la primera vez que el formato 3D acoge una historia que no puede contarse de otra manera. Olvidemos los salvapantallas de Pandora o las bellas imágenes de La vida de Pi: Gravity es el film 3D más logrado. Y lo es porque la película quiere ser ante todo una experiencia, y en ese viaje lleno de angustia e ingravidez que propone Cuarón es muy importante 'estar' con los actores y no simplemente 'contemplarlos'. El reto era enorme y el logro ha sido superlativo: el film es puro chute de adrenalina.
Gravity es una pirueta visual, un juego y, no exageramos, un paso adelante para el cine del S. XXI. Gravity devuelve la dignidad al blockbuster de acción, al cine de vocación popular; vuelve a demostrar que el cine en la sala de cine sigue siendo la experiencia fresca y alucinante que fue el primer día, y que sus posibilidades creativas distan de haberse agotado; y como operación comercial, demuestra a todas las partes de la industria que sí se puede hacer una película única que sólo puede exhibirse,  proyectarse y disfrutarse por los circuitos habituales. Desconocemos hasta qué punto Cuarón es consciente de la magnitud de su proyecto, pero el realizador mexicano ya tiene un lugar de honor reservado en la historia del séptimo arte. 


Para terminar, cabe apuntar dos detalles que no podemos dejar de citar. Gravity tiene una trama mínima: cuenta cómo la doctora Ryan Stone intenta sobrevivir en el espacio después de que su nave fuese destruida por un conjunto de asteroides. No hay lecturas filosóficas ni referencias kubrikianas: Gravity debe verse sin pensar, y si intentan hacer lo contrario el imparable ritmo del film les impedirá cualquier reflexión durante el visionado (bastante hace el espectador con respirar y templar los nervios ante la angustiante travesía de la protagonista). Es horas después de la proyección cuando uno intuye una cosmogonía, un mundo propio y unos símbolos personales en el film, y esa es la prueba de que Gravity ha venido para quedarse en la lista de mejores películas de la tan manida ciencia ficción. Tiempo al tiempo.
Finalmente, es importante destacar que una película tan singular debe valorarse con unos parámetros igual de particulares. Gravity lleva la dirección e interpretación cinematográfica a otro nivel, y eso no debe servir para restar méritos a Cuarón y, sobre todo, a Sandra Bullock. El film es una coreografía humana y técnica, un vals interespacial en el que todas las partes deben seguir la misma cadencia. Un ejercicio de precisión milimétrica que no está al alcance de todos. De Cuarón diremos que merece como mínimo la nominación al Oscar: no importa que su película esté fuera de lo académico o premiable. Y de Bullock, afirmamos abiertamente que nunca antes habíamos deseado que le saliesen las cosas tan bien en la ficción: su personaje es pura dinamita emocional y desgaste físico, algo que merece todos nuestros aplausos y que enlaza con el mítico personaje de la teniente Ripley que daba vida Sigourney Weaver en la saga Alien. Gravity no tardará en dejar una marca igual de importante: de momento, es una de las películas del año.


Para los que piensen que 'ya lo han visto todo'.
Lo mejor: Por fin estamos ante un título que no se puede contar: hay que verlo-vivirlo.
Lo peor: Los posibles prejuicios con los que tendrá que lidiar por parte de la crítica conservadora. 

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Nota: 9

1 comentario:

Ismael Cruceta dijo...

Madre mía, madre mía... Otro año más con la Bullock en las alfombras rojas!! yo no sé si voy a poder soportarlo!!!! jajajaja
un abrazooo!