miércoles, 11 de enero de 2012

Tengo 27 años. Tengo cáncer: Crítica de 50 / 50

Uno puede optar por ver el vaso medio lleno o medio vacío. Viene a ser lo mismo, pero estar en uno u otro grupo implica ver la vida de una manera u otra. Ese 50% de posibilidades puede ser decisivo. Es muy importante autoconvencerse que las cosas saldrán bien para que al final el resultado sea feliz. Por eso, con una película que lleva esos decisivos porcentajes en su propio título, existen motivos para quererla y otros para ordiarla. Así que dividimos la reseña en un 50% a favor y un 50% en contra. Fifty fifty, y a mojarnos.

50% a favor: Existe cierto buenismo, buenrollismo y 'pijoprogresismo' en el cine indie norteamericano. Los Oscar han defendido durante los últimos años películas con una parte moderna y otra sumamente conservadora, un arma de doble filo que pone en duda la supuesa novedad o evolución de los gustos de la Academia. No encontrarán en Juno ninguna referencia al aborto (una posibilidad que la protagonista, en su constante verborrea, nunca considera). Tampoco en Lío embarazoso. Acuérdense del final feliz, con canción incluida, de Virgen a los 40. Si Pequeña Miss Sunshine no era una republicana defensa a la familia, a pesar de los pesares, y por muy disfuncionales que fueran sus miembros, que venga dios y lo vea. En Los chicos están bien no había ninguna referencia a la homosexualidad: ¿una forma elegante de no subrayar lo evidente o un subterfugio para evitar el verdadero meollo de la cuestión? En esta lista, Up in the air es una gran excepción con su medido drama y su parte de inteligente comedia. Y en parte 50/50 merece incluirse en la nómina de aciertos fuera de los márgenes, porque no tiene miedo a decir la palabra 'cáncer', y porque no teme hacer comedia allá donde otros verían un trágico telefilm (como las oscarizadas Monster o Boys Don't Cry). 50/50 es una película que va al grano y no toma por tonta a la audiencia: llama 'pan' al 'pan' y 'vino' al 'vino', algo que se agradece. También consigue explicar cómo afecta el cáncer en todos los aspectos de la vida del protagonista: su relación de pareja, sus salidas con sus amigos, su posesiva madre, sus compañeros de trabajo y el contacto con médicos y pacientes. Y puntúa que su banda sonora no nos sature con los hits rarunos de siempre.


50% en contra: Si creían con esto que 50/50 es un producto bajo en tópicos y grasas saturadas se equivocan. El elemento cómico no acaba de estar compensado: la novia que interpreta Bryce Dallas Howard cae innecesariamente mal y aparece y desaparece a lo largo de la historia sin demasiado sentido; el amigo que da vida Seth Rogen se aprovecha de la enfermedad del protagonista, pero el final inserta un detalle estudiadísimo para que todo encaje con la alegría del conjunto; la madre (Angelina Houston) está desaprovechada, tanto en la parte cómica como en la dramática; y de la misma manera que las chicas de La boda de mi mejor amiga se muestran contrarias al matrimonio pero se casan (citamos una nominada al Globo de oro), 50/50 reniega de una historia de amor azucarada, pero sucumbe al romance con el personaje de Anna Kendrick. Evita la parte tétrica del cáncer (no estamos ante una película tipo Su hermano de Patrice Chéreau), pero hay peros. ¿Ninguna referencia al sistema sanitario estadounidense? ¿Por qué el hospital del film parece un lugar agradabilísimo? ¿Quién paga las facturas de la quimioterapia? Vaya, que a medida que se acerca la fecha de la operación la película se ablanda y acaba imitado el 'copiar, pegar' de sus antecedentes.

Juntamos los pros y contras. En resumidas cuentas, 50/50 es una película entretenida, con un tempo muy cuidado. Sus actores se creen la historia. Aunque los patrones son los mismos. Demasiada 'normalita' para aspirar al Globo de oro, y muy dramática para competir como comedia (el eterno debate). Un perro con cara amorosa, un Joseph Gordon-Levitt rapado con expresión apocopada, el amigo cojonero, la novia con secreto... los ingredientes de siempre llevados al espinoso tema del cáncer. Suficiente para que muchos se desvivan y caigan rendidos al lado bueno de la balanza. Si hay que elegir bando, me sitúo en el bueno, pero con matices: es, simplemente, una película más, más o menos indie, más o menos convencional.


Nota: 6

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5 comentarios:

Ismael Cruceta dijo...

Vaya!! no tenía ni idea de qué iba la peli! Gracias!!!
Esta noche la veo!
Abrazo!!!

Anónimo dijo...

Yo tampoco la conocía, y me ha llamado bastante la atención..

Besitos popfilácticos

http://popfilaxis.blogspot.com/

Carlos Andrés dijo...

A mí me gustó más. Lo más destacable a mi parecer sería las construcción de los personajes, ninguno me parece banal y cumplen una función puntual.
Sin embargo entiendo los peros, pero yo les saco el lado bueno.

Saludos, Xavier.

Cristóbal dijo...

Creo que fuiste muy severo con la película.

Nunca pretendió ser un reflejo al 100% de lo que es padecer la enfermedad y existen demasiados elementos omitidos que son desgarradores en la realidad. Para eso están los documentales.

Es sólo la versión del guionista que vio en sus amigos la ayuda necesaria para salir adelante, sin caer en dramas exagerados. Es su método para procesar lo que vivió.

Sidhe dijo...

Pensaba que era una comedieta (ni me había fijado sobre qué iba)así que cualquier día la veo.


Me ha encantado tu sinceridad, un abrazo!