jueves, 25 de agosto de 2011

Las cloacas de Suecia: Crítica de DINERO FÁCIL (SNABBA CASH)

Dinero fácil se inscribe en una nueva ola de películas nórdicas dedicadas a desmontar esa imagen de falso bienestar que hasta ahora representaba Suecia. Toda la trilogía de Millenium se encaminaba en esta constante, y en su primera película lograba un ejercicio interesante de thriller de detectives poco o nada ingenuo: en las líneas de Larsson había una socarronería poco apreciada en la que tanto los estamentos judiciales como los medios de comunicación salían muy mal parados. El éxito de Déjame entrar y el auge de las novelas de misterio suecas han impuesto una nueva moda, como todas seguramente pasajera y un tanto banal, aunque también con el don de lo oportuno: en tiempos de crisis, ni las primeras potencias son ejemplo de nada y las aguas residuales salen a la superficie con toda su virulencia. Dinero fácil sigue el patrón del conjunto: se basa en una trilogía literaria de renombre, ha gozado de un gran éxito en Suecia (en taquilla, siendo una de las más vistas del 2010; y aplaudida por la crítica local al ganar dos premios Guldbagge); incluso su actor protagonista, y aquí se completa la relación, será uno de los nuevos rostros de la versión americana de The Girl with the Dragon Tattoo mientras Zack Effron protagonizará un remake de esta Easy Money. Además, Dinero fácil perfectamente podría formar parte de una especie de ciclo de thrillers europeos, con referencias a la Europa globalizada y de hecatombe económica, al tráfico de drogas y a la corrupción generalizada, al drama carcelario y a la pérdida de valores de las nuevas generaciones, con personajes salvajes y carnívoros, que abarcaría nuestra Celda 211, la francesa Un profeta, la italiana Gomorra, la autríaca Revanche, la rumana Si quiero silbar, silbo, la islandesa Reykjavík-Rotterdam o la danesa Submarino (todas ellas muy recomendables).


Dinero fácil tiene algunos elementos que la diferencian del típico thriller hollywoodiano, aunque las referencias del director son eminentemente norteamericanas. La acción no escatima en escenas violentas, o lo que es lo mismo, no tiene la mojigatería de cierto cine yanki: aquí hay sangre y disparos. Puede que los personajes no tengan la complejidad que debiera, pero al menos se nota un esfuerzo por dotarlos de cierta entidad: así, el protagonista JW queda dibujado como un hipócrita descarado que reniega de sus raíces y quiere escalar la cima del éxito utilizando atajos nada recomendables (la figura del arribista se presta a jugosas relaciones); y el resto queda descrito en una especie de tablero de ajedrez con ecos a las mafias albanesas, serbias y suecas.

Tampoco puede reprocharse a Dinero fácil ser una película previsible: de hecho, uno nunca sabe cómo avanzará la trama, e incluso su final puede calificarse de sorprendente. Todos ellos puntos a favor de una película apreciable que se mueve entre dos aguas: en primer lugar, ser un entretenimiento de acción pura y dura, un título llamativo para la taquilla, y por lo tanto con la posibilidad de saltarse las reglas de toda lógica y ofrecernos una trama pasada de roscas; y en segundo plano, la encubierta y a su manera muy presente crítica a esa burguesía sin estatus pero con traje, la misma que ha provocado el desastre económico del 2008.  

Eso de 'igual pero diferente' nunca fue tan recurrente. Nótese que a Dinero fácil le interesa más saber cómo se forma el embrollo que el embrollo en sí mismo: en otras palabras, en cómo se articulan las relaciones de fidelidad, traición y dinero entre las mafias que en ofrecer un golpe adrenalítico. Quizás porque, aunque su dirección de fotografía imita las sacudidas de El ultimátum de Bourne, de habernos ofrecido un espectáculo tarantiniano, de mero impacto visual, la trama hubiera defendido a su protagonista. Es aquí cuando el film gana definitivamente la partida: nos avisa de que el dinero fácil no existe, y quien crea o diga lo contrario miente, y tarde o temprano pagará las consecuencias.


Nota: 7'5

Si te gusta esta crítica, vótala en Filmaffinity

No hay comentarios: