sábado, 5 de septiembre de 2015

CRÍTICA | ÁTICO SIN ASCENSOR (5 FLIGHTS UP), de Richard Loncraine


Como en casa, en ningún sitio
ÁTICO SIN ASCENSOR (5 FLIGHTS UP), de Richard Loncraine
EE. UU., 2014. Dirección: Richard Loncraine Guión: Charlie Peters Fotografía: Jonathan Freeman Música: David Newman Reparto: Morgan Freeman, Diane Keaton, Cynthia Nixon, Claire van der Boom, Korey Jackson, Carrie Preston, Sterling Jerins, Josh Pais, Miriam Shor Género: Comedia dramática Duración: 90 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 04/09/2015
¿De qué va?: Alex es un pintor. Ruth es profesora. Ambos son pareja desde hace cuatro décadas y viven en un apartamento de Brooklyn. Tras pasar toda una vida en la misma ciudad, en el mismo barrio y en el mismo piso, el matrimonio se plantea cambiar de casa. Los recuerdos, las estrategias de los agentes inmobiliarios, la enfermedad de su perro y un inesperado incidente pondrán patas arriba todos sus planes.


Las mudanzas son un estrés. Si vives en Nueva York, más todavía. Y si la ciudad está sumida en el caos por culpa de un presunto terrorista, no es raro que más de uno pueda morir en el intento. Ático sin ascensor nos presenta un matrimonio anciano que tras vivir cuarenta años en Brooklyn se encuentra con un problema: los achaques de la edad y la dificultad por subir a pie los cinco pisos sin ascensor de su edificio. Contada como una pequeña pieza de cámara, Ático sin ascensor conjuga con bastante pericia el relato ligeramente azucarado con el humor socarrón, detalle que convierte la anécdota de su premisa en un complejo panorama de críticas sociales, chistes bien escritos y situaciones que ponen de manifiesto la idiotez reinante en la que vivimos. Morgan Freeman y Diane Keaton aportan al film la complicidad y la humanidad que necesitan sus un tanto arquetipados personajes, hasta el punto de convertir Ático sin ascensor en una experiencia placentera. Una de esas cintas que pueden alegrar el día y despejar las dudas de su público. Adorable, pero con las tontería justas y necesarias. Inteligente, pero sin 'gafapastismos' ni costumbrismos de más. Perfecta, además, para superar lo que los psicólogos llaman 'depresión postvacacional'. Una de las mejores comedias norteamericanas del año, por méritos propios, y también por falta de competidores. Porque, puestos a mudarse en la Gran Manzana durante hora y media, mejor hacerlo junto a dos actorazos de la talla de Freeman y Keaton. 



Para cinéfilos en busca de apartamento.
Lo mejor: Su ironía. Freeman, Keaton y Nixon están excelentes.
Lo peor: Los flashbacks almibarados (aunque no molestan).


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