miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crítica de ELYSIUM, de Neill Blomkamp

Neill Blomkamp se convirtió en la gran promesa del cine fantástico con Distrito 9, película cuya estrategia consistía en adoptar formas propias de otros géneros y llevarlas al terreno de la ciencia ficción: de esa mezcla resultó un interesante cruce entre el documental, el drama social y el relato futurista. Toda esa fórmula artesanal y personal desaparece en Elysium, el segundo proyecto de un Blomkamp que ya trabaja dentro de la industria: el presupuesto de la cinta tiene varios ceros más que el de ese Distrito 9, y en la conversión también se pierde parte de la frescura y la energía de esa ópera prima. Elysium, por lo tanto, es una película totalmente consciente de sus referentes y de su terreno de juego, algo que por sí sólo no debería actuar en contra del film pero que desgraciadamente lo desarma hasta dejarlo muerto en combate. Elysium pretende unir la ciencia ficción con la moda de tramas apocalípticas, y del cosmos resultante nos encontramos ante un futuro diseñado a propósito con numerosos parecidos con la actualidad, o por lo menos con aquello que la situación actual nos obliga a vislumbrar como 'futuro inminente': las injusticias sociales, la pobreza, el poder de la tecnología y las duras políticas laborales son el marco del film, situado en el Los Ángeles del año 2159. La premisa es tan similar a otros largometrajes fronterizos que Elysium busca a la desesperada un lugar propio en el conjunto de futuros desangelados a toda costa, y lo hace incluyendo una historia de ricos y pobres, de opresores y oprimidos, propia de un alumno de primaria, o sea, totalmente previsible, esquemática y ramplona. Por el camino, Blomkamp, seguramente embebido de todas las posibilidades que tenía a su alcance a nivel técnico, nos ofrece un continuo disparatado de explosiones, peleas, tiroteos y persecuciones que, aunque fueron diseñadas para fascinar al espector, acaban produciendo narcolepsia. Elysium, en definitiva, es un ejemplo de película vigoréxica, con muchos gadgets externos y mínima autonomía y funcionalidad en su interior. Se ha escrito que Elysium es un Loach llevado al espacio, pero es difícil pensar en sus ramificaciones críticas cuando los efectos especiales se yuxtaponen hasta el disparate. Tan dificil es crear, aun situándonos en bandos distintos, una buena cinta de acción que una buena reflexión de ambientación futurista: Elysium no es ninguna de las cosas. Esperemos que Blomkamp pueda superar la novedad de Distrito 9 y confirmar aquello que ahora ponemos en duda: su capacidad para dar nueva vida a un cine fantástico cuya comercialidad no traicione la libertad autoral.


Para ver buenos efectos visuales con la compañía de un 'combo' de palomitas y refresco.
Lo mejor: Foster no atina película, pero sí personaje: su malvada tiene suficiente fuerza como para dejar cierta huella.
Lo peor: Que se hace tremendamente larga.

Nota: 3'5

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