jueves, 27 de noviembre de 2014

CRÍTICA | OMAR, de Hany Abu-Assad


Por amor, se construyen muros, y otros se traspasan
OMAR, de Hany Abu-Assad
Palestina, 2013. Dirección y guion: Hany Abu-Assad Fotografía: Ehab Assal Reparto: Adam Bakri, Eyad Hourani, Samer Bisharat, Leem Lubani, Waleed Zuaiter Duración: 95 min. Género: Thriller dramático Tráiler: Link Estreno en España: 04/07/2014
¿De qué va?: Omar, un palestino de apenas veinte años, trabaja en un horno de pan situado cerca de los muros que separan Israel de Palestina. Cada día salta esa frontera, exponiéndose a los disparos de los soldados israelíes, para ver a Nadia, la hermana de su mejor amigo y la chica de la que está tremendamente enamorado. Un día participa en un ataque al ejército israelí junto a tres amigos de la infancia, y a partir de ese momento su destino quedará alterado para siempre.
Palmarés: Candidatura al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Premio del jurado de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2013. Mejor película del Festival de Dubai, y presencia en la sección oficial de los festivales de Nueva York y Valladolid. 
El dato: Es la segunda ocasión que el cineasta Hany Abu-Assad consigue aspirar al Óscar: su anterior éxito fue Paradise Now, probablemente la película más conocida de la cinematografía palestina, también centrada en el conflicto árabe-israelí. El film ganó el Asia Pacific Screen Award, el Óscar de la industria del cine de Asia (incluyendo los países de Oriente Próximo): en anteriores ediciones, ese galardón fue a parar a obras como la surcoreana Secret Sunshine, la kazaka Tulpan y la iraní Nader y Simin, una separación.


Omar nos traslada a los muros que separan Israel de Palestina, aunque en esta ocasión el convulso escenario sirve de marco para un thriller sorprendente sobre la fidelidad y la amistad. Ni rastro, por lo tanto, de discurso político ni drama de denuncia: la película consigue ser una historia de acción muy bien resuelta pese a su escasez de medios, muy bien interpretada pese a contar con actores no profesionales y realmente eficaz a la hora de coreografiar sus escenas más trepidantes; combinación, cómo no, que se ganó el beneplácito de la Academia de Hollywood en la reciente edición de los Óscar en forma de nominación sorpresa. 

Hany Abu-Assad teje durante poco más de hora y media una tragedia contemporánea sin cargar el relato de dramatismo innecesario. Tanto en forma como en contenido estamos ante un producto ‘occidentalizado’, diseñado para el paladar cinéfilo predominante y con una gran capacidad para intrigar al espectador en sus múltiples giros. Ese molde lleva al director a distanciarse de sus personajes, a la vez que intenta humanizarlos y describirlos como víctimas de un sistema corrupto en el que los amigos se confunden con los rivales y en el que las ideologías y los patriotismos quedan mitigados ante el amor en su expresión más ingenua y pura. 


Aunque la acción nunca se diluye, tal vez Abu-Assad alambica en exceso la trama, y al final ese meritorio tratamiento de los personajes acaba cayendo en tierra de nadie, cuanto menos en territorios más ambiguos de los transitados en un inicio. Con todo, parte del atractivo de Omar reside precisamente en sus múltiples lecturas, en las intrincadas motivaciones que esconden cada uno de los movimientos de sus protagonistas. Sin llegar a ser rotunda, sí estamos ante un film duro por fuera y tierno por dentro, una cinta reconocible a la par que exótica que nos permite indagar en las heridas de un conflicto de tremenda actualidad. Si la reciente El hijo del otro proponía una historia de reconciliación íntima y familiar, Omar resulta menos clara, un tanto esquiva, pero en ningún momento desapegada de la realidad: cada espectador debe decidir qué factor prima sobre el resto, y por lo tanto si su escena final es la expresión de una venganza incesante o de un arrebato provocado por el despecho amoroso. 


Para conocer qué se mueve a los dos lados de la frontera de Israel y Palestina.
Lo mejor: La convicción de sus intérpretes debutantes.
Lo peor: Le sobran giros de trama en su último tramo.

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