lunes, 25 de mayo de 2015

CRÍTICA | FÉHER ISTEN (WHITE GOD), de Kornél Mundruczo


Amores perros
FÉHER ISTEN (WHITE GOD), de Kornél Mundruczo
Festival de Cannes 2014: Mejor película, sección Un Certain Regard
Hungría, 2014. Dirección: Kornél Mundruczo Guión: Kornél Mundruczo, Viktória Petrányi y Kata Wéber Fotografía: Marcell Rév Música: Asher Goldschmidt Reparto: Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Lili Horváth, Szabolcs Thuróczy, Lili Monori, Gergely Bánki, Tamás Polgár, Károly Ascher, Erika Bodnár, Bence Csepeli, János Derzsi Duración: 115 min. Género: Drama. Terror Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 19/06/2015
¿De qué va?: La madre de Lili viaja a Sidney durante tres meses por motivos laborales. La niña es obligada a vivir con su padre, un hombre de vida gris que trabaja en un matadero. El padre suelta en un descampado a Hagen, el perro de la niña, sin ser consciente que eso será el inicio de un caos que pronto se extenderá por toda la ciudad. Una historia sobre la violencia y el abandono en la que los verdaderos animales son, paradójicamente, los humanos.


En España nos llegan muy pocas manifestaciones de la cinematografía húngara. Kornél Mundruczo, uno de los niños mimados de Cannes, es uno de los nombres más conocidos del cine húngaro en todo el mundo, aunque White God (Féher Isten) es la primera película de su filmografía que se estrenará en nuestro país. El film da la vuelta a la premisa de que 'el perro es el mejor amigo del hombre' y se pregunta si 'el hombre es el mejor amigo del perro' en una Europa convulsa, radicalizada, empobrecida y sujeta a políticas restrictivas que Mundruczo retrata con vocación social y también con licencias propias de la ficción apocalíptica. Mundruczo cuenta el devenir de Hagen, un perro abandonado a su suerte que conoce la peor cara de los humanos; y Lili, la joven dueña que no cesa en su empeño por encontrar al animal. La película, a pesar de sus buenas intenciones, se resuelve con una estética desagradable, se muestra incapaz de elaborar un discurso más o menos complejo y el espectador nunca empatiza con su historia. Con estas directrices, uno nunca termina de entender por qué Lili se autoproclama salvadora del mal grotesco que se propaga en el segundo tramo de metraje, a la vez que la venganza canina que orquestra Hagen aparece en pantalla con todos los efectismos propios del horror de bajo presupuesto (planos subjetivos, sangre a granel y una música falsaria). Buenas intenciones, resultados más que discutibles. Terror de autor a medio gas. Si sois sensibles al maltrato animal, mejor que salgáis despavoridos de la sala. Otro film que nos recuerda que en Occidente algo huele a podrido, enésima estampa mortuoria del cine centroeuropeo, si bien en este caso sus formas no resultan ni reveladoras ni mucho menos constructivas.



Para amantes del cine apocalíptico alternativo.
Lo mejor: Su sugerente arranque.
Lo peor: Desvela todas sus cartas a la media hora de metraje.

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