sábado, 9 de noviembre de 2013

Crítica de A PUERTA FRÍA, de Xavi Puebla

A puerta fría sabe a experimento y a película clásica. A experimento porque rompe con la narrativa convencional, a priori no sigue las constantes de ningún género y tampoco sigue los postulados de cierto cine indie: no costaría pensar en el film con la cámara en mano o un estilo desaliñado que Puebla destierra en favor de unos planos fijos fríos e incluso incómodos. Y a película clásica, porque entre sus diálogos y sus silencios se bebe y se fuma muchísimo, se camina de pasillo en pasillo, de piso en piso, de ascensor en ascensor, sin aparente rumbo fijo y sin un objetivo determinado. A puerta fría es tal vez el film español más original de la temporada: describe los cambios del mundo empresarial, las lapidarias consecuencias del capitalismo y los pocos escrúpulos de quienes, en pos del libre mercado y la competitividad, han disparado los precios y creado una crisis infernal. También es la historia de la bella y la bestia: él (comedido y estupendo Antonio Dechent), un viejo zorro totalmente quemado que ha dado prioridad al trabajo por encima de su familia y de su salud, un esfuerzo que no es recompensado en ningún momento, y menos en los dos días en los que transcurre la historia, ante las dificultades de su sector, la preeminencia de los nuevos comerciales bilingües y el finiquito de su jubilación a la vuelta de la esquina; ella, una joven de aspecto delicado que está dispuesta a todo por ascender, aunque en el fondo sabe que a pesar de los nuevos tiempos sigue siendo un rostro bonito en un mundo dominado por machos. Con todo, él representa la integridad del que sabe que no tiene nada que ganar, y ella encarna la inocencia del que no quiere dar nada por perdido. 'A puerta fría' es la expresión que se utiliza para describir la venta 'de puerta a puerta', de forma impersonal e intentando camelar al comprador con descuentos imaginarios. Los personajes del film llaman a muchas puertas, reciben muchas negativas y terminan sin ninguna habitación donde refugiarse. Una interesante mezcla entre Mad Men y Smoking Room de desarrollo extraño y final triste.


Para saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
Lo mejor: El riesgo del conjunto. Ganará en futuros visionados.
Lo peor: Que sea tomada por una película pequeña.

Nota: 6'5

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