jueves, 30 de octubre de 2014

CRÍTICA | AZUL Y NO TAN ROSA, de Miguel Ferrari


AZUL Y NO TAN ROSA, de Miguel Ferrari
Venezuela, 2013. Dirección y guion: Miguel Ferrari Fotografía: Alexandra Henao Música: Sergio De la Puente Reparto: Guillermo García, Carolina Torres, Hilda Abrahamz, Ignacio Montes, Elba Escobar, Beatriz Valdés, Juan Jesús Valverde Género: Tragicomedia Duración: 110 min. Tráiler: Link Estreno en España: 25/04/2014
¿De qué va?: Diego y Fabrizio quieren formalizar su relación, pero una serie de imprevistos cambiarán sus planes. Una pandilla de jóvenes homófobos pega a Fabrizio y el hombre ingresa en el hospital con pronóstico grave. Armando, el hijo de Diego, vuelve de España a Venezuela. Una de las mejores amigas de Diego está cansada de que su marido le propine palizas y le pide ayuda. Y mientras, Diego debe compaginar todo ello con su trabajo como fotógrafo, visitas familiares y escapadas a un bar de ambiente donde actúa Delirio, una de las personas más importantes en la vida de Diego.
Palmarés: Goya a la mejor película iberoamericana del 2013.


El cine suramericano está viviendo una segunda juventud gracias a su presencia en los festivales más importantes de medio mundo. Y en todo ese contexto, no es casualidad que dos plataformas que han apostado durante muchos años por el cine latino, el Festival de San Sebastián y los premios anuales de nuestra Academia de Cine, hayan premiado en sus últimas ediciones a dos películas venezolanas: en Donosti, Pelo Malo se alzó con la Concha de oro; y en la gala de los Goya, Azul y no tan rosa venció en el apartado de mejor cinta iberoamericana superando a propuestas como Gloria, La jaula de oro y Wakolda (El médico alemán). A falta de conocer más datos sobre el estado actual de la cinematografía venezolana, dos logros tan notables en tan poco tiempo pueden ser la demostración perfecta de que el cine de un país tan exótico y escaso en nuestras salas como Venezuela está pidiendo a gritos su espacio, más si cabe teniendo en cuenta que las dos cintas citadas son historias muy críticas con la sociedad y sobre todo con la política del país. ¿Estaremos dando la bienvenida a una nueva de títulos y autores venezolanos? Lo deseamos.


El caso de Azul y no tan rosa es, además, especialmente significativo. En Venezuela, el film se convirtió en uno de los éxitos de la temporada con alrededor de 600.000 entradas vendidas, todo un mérito si tenemos en cuenta que la película aborda cuestiones como el matrimonio homosexual en un país donde a día de hoy no existe una legislación específica que defienda o promueva los derechos de gays, lesbianas y transexuales. La ópera prima de Miguel Ferrari también deja espacio para una velada crítica y ridiculización de ciertos formatos televisivos (imaginamos, muy populares en Suramérica), y no utiliza eufemismos a la hora de describir la cultura machista predominante, tanto cuando la película describe al padre del protagonista o cuando se nos cuenta la historia de una mujer que sigue atada por impositivos sociales al hombre que la maltrata.

Por todo ello, cuesta valorar Azul y no tan rosa estrictamente como película, o como obra del granado panorama del queer cinema. En este caso, la urgencia de su mensaje, su pancarta a favor de la convivencia y de la tolerancia, puede a cualquier defecto que podamos apuntar en esta reseña. La película dista de ser redonda, por momentos recurre a un cine francamente desfasado que Almodóvar y alrededores ya abordaron hace mucho tiempo, e incluso se le pueden achacar algunas interpretaciones exageradas, algunas frases 'de culebrón de mediatarde' y algunos detalles de fotografía y montaje poco pulidos. Pero todo ello queda en un segundo plano, porque Miguel Ferrari demuestra que con buenas intenciones, poco sentido del ridículo y gran sentido crítico puede construirse una película abierta a todo tipo de públicos y capaz de aportar muchísimo a la causa que promueve. No es de extrañar, en definitiva, que los académicos españoles le concediesen el Goya, no tanto por sus méritos cinematográficos como por la valentía de sus planteamientos. Parte de ese espíritu reivindicativo y de 'dar visibilidad a discursos y cinematografías ocultas' ya podía detectarse en el cabezón que recibió la cubana Juan de los muertos hace un par de ediciones. Ahora sólo queda que tras su paso limitado y fugaz por los cines españoles el público se anime a rescatar Azul y no tan rosa, una obra tremendamente simpática que roba el corazón con muchísima facilidad.


Para tomar el pulso del nuevo cine de América Latina.
Lo mejor: Su naturaleza 'good feeling'.
Lo peor: Algunos apartados técnicos están ligeramente descuidados.

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