sábado, 21 de abril de 2012

Crítica de EVERYTHING WILL BE FINE (ALTING BLIVER GODT IGEN), de Christoffer Boe

Con un póster que recuerda al de Vértigo (Entre los muertos), Everything will be fine es la apuesta más accesible de Christoffer Boe, un director que tal vez por influencia de Hitchcock ha diseñado su cuarta película a modo de thriller desasosegante. Boe sigue fiel a sus mundos oníricos y a las historias de mensaje ambiguo. Si en Allegro teníamos el tormento de un pianista famoso, aquí el protagonista es un director de cine a punto de entregar el guión de su nueva película. Obviamente las cosas se complican, el relato se bifurca en varias direcciones y Boe vuelve a dejarnos pegados a la butaca. De nuevo es difícil distinguir qué sucede en realidad, qué forma parte de la paranoia de su protagonista (excelente Jens Albinus) y qué parte va antes o después en el tiempo que las otras. Sin buscarle tres pies al gato, la película fascina por su atmósfera y una historia que se vive con tensión e interés. Se agolpan tantos géneros y subtramas que Boe, más que dibujar una historia, parece trazar los bocetos de mil y una excusas argumentales para otras tantas cintas. Everything will be fine es la historia de un cadáver que desaparece, de un complot militar, de una pareja que espera un hijo en adopción y de un recuerdo traumático que planea sobre toda la historia y que no descubrimos hasta el final. Las cintas de Boe empiezan y acaban en lugares diferentes, y aún así se niegan al final cerrado,  por lo que Everything will be fine puede verse en un loop constante: los mismos títulos de crédito, una enigmática cortina inaugural de serie televisiva de lujo, gana en matices al verlos por segunda vez. El cine de Boe abraza la experiencia visual y la libertad de interpretación, se despliega como un cubo de rubik tridimensional a medio hacer, se siente muy cómodo en la etiqueta de título de culto, se presenta como un reto a la inteligencia sin ser sesudo (bebe del cine de acción norteamericano y de la estructura narrativa de series como Perdidos), es un cine joven que ha llevado las formas del Dogma a géneros poco explorados por el cine danés como la ciencia ficción o el terror. Muchos no perdonarán que tras la hermética Reconstruction  Boe haya optado por un thriller con más acción y menos metáfora, algo que hace de esta Everything will be fine la película perfecta para adentrarse en el mundo cinematográfico de Boe, la excelente visagra entre un cine al estilo Bond o Bourne y la no lógica más acentuada de Allegro. Si son espectadores que se dejan llevar por lo que ven sin realizar juicios prematuros, esta Everything will be fine les atrapará: justo en el momento que pongan en duda la solidez del guión estarán demasiado enganchados como para abandonar su visionado. Boe es el Hitchcock danés del siglo XXI: hay que descubrirlo.


Nota: 7

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1 comentario:

Ivo Delgado Rivero dijo...

Muy buena crítica. A mí el póster me recuerda terriblemente al de El Americano de George Clooney