viernes, 21 de agosto de 2015

CRÍTICA | EYES WIDE OPEN (EYNAIM PEKUKHOT), de Haim Tabakman


EYES WIDE OPEN (EYNAIM PEKUKHOT), de Haim Tabakman
Largometraje nº 11: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección fuera de concurso
Elección de Diego Rojo
Israel, 2009. Dirección: Haim Tabakman Guión: Merav Doster Duración: 90 min. Género: Drama Tráiler: Link Reparto: Ran Danker, Tzahi Grad, Ravit Rozen, Zohar Strauss 
¿De qué va?: Un carnicero acoge a un inexperto estudiante recién llegado a la capital. Aunque ambos forman parte de la comunidad judía ortodoxa de Jerusalem, en la intimidad lograrán romper los tabúes y los prejuicios de sus creencias. El más joven se convertirá en el nuevo ayudante del comercio, mientras que el mayor intentará compaginar su papel como amante y padre de familia.
Palmarés: Sección Un Certain Regard, Festival de Cannes 2009. Dos nominaciones a los premios del cine israelí: mejor actor secundario y mejor vestuario.


RESEÑA MIGUEL: Haim Tabakman sigue la senda de otros directores, por ejemplo Ang Lee, que relatan la homosexualidad de forma natural, digna y sin fisuras. En este caso, en el complejo contexto ultra ortodoxo de una comunidad judía en Jerusalén. Los personajes están muy bien escritos, aunque pueden pecar de manidos, ya que representan la dicotomía que siempre suele plasmarse en este tipo de films: el más audaz y liberal, y el más tradicional y comedido. A partir de ahí, dentro de la angustia que supone vivir enclaustrado en tan encorsetado mundo, el director se centra en los pequeños detalles de esta relación imposible y las consecuencias para la vida de cada uno de ellos. Siempre es muy interesante adentrarse en diferentes partes de la sociedad, especialmente cuando está tan alejada a todos los niveles de la nuestra. Es un gusto que un tema tan social como este, en esta ocasión, haya sido tratado en unas condiciones artísticas que van a la par de la historia. 

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RESEÑA DANIEL: El cine israelí tiene mucho que contar. Siempre ligado a una tradición religiosa y una fortísima fe, en su territorio se han venido desarrollando singulares películas que abarcan todo tipo de temas, desde los más básicos como las relaciones familiares (Footnote) hasta los más realistas (Vals con Bashir). Eso sí, muy pocos han tratado de hacer frente a temas que en medio de una comunidad ultra religiosa resultan verdaderos tabúes y a la vez complicados de llevar a cabo. La homosexualidad es una de ellas. En la película de Haim Tabakman estrenada en el 2009 se habla de dos hombres que se conocen, inician una ineludible amistad, la cual se ve invadida por sentimientos contrarios que empiezan a florecer entre ambos. Por un lado se advierte la lucha interna por mantener a raya dichas emociones, y por el otro el desenfreno del deseo, imposible evitar en el roce diario. En Eyes wide open se habla de una manera tajante de la posición extrema de la homosexualidad en un sector aturdido por la religión en donde las apariencias sociales son mucho más fuerte que la misma felicidad, y donde no hay sitio para las rarezas. Rodado con una finura excelsa, casi poética y un tratamiento pausado nunca cansino, el film tiene muchas cosas a su favor, pese a rozar por ciertos momentos algunos tópicos casi inevitables: las actuaciones resultan sumamente convincentes, el guion mantiene un sentido bastante lúcido y la banda sonora, con una melodía algo lánguida y melancólica, aúna las imágenes para dotar el ambiente de esa sensación fría y ligeramente desolada. En definitiva, una película para admirar, no solo por su atrevimiento, sino porque consigue con pocos recursos contar una historia que tiene alma y se mantiene viva en nuestra mente.

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RESEÑA XAVIER: Eyes Wide Open podría parecer un nuevo ejercicio de cine queer provocador, pero en verdad es mucho más. Al israelí Haim Tabakman no le interesa contarnos un romance homosexual (que también), sino describir la rectitud y la reclusión física y moral en la que vive gran parte de la comunidad ortodoxa judía. Eyes Wide Open toma para sí una cadencia ralentizada, una pesadumbre extraña, de forma que lo que en otros sería una mera seña de autor (cine de silencios, miradas e introspecciones) aquí se convierte en una forma perfecta para describir un fondo desangelado. Una película que deja cierta tristeza, un poso de amargura, la rabia de sentirse aplastado por los prejuicios y las injusticias de los humanos. El personaje cierra su periplo emocional con un baño que sabe a metafórico bautizo: a priori, no parece haber nada nuevo bajo el sol, y mucho menos un rayo de esperanza. Con todo, de Eyes Wide Open se aprende que los verdaderos sentimientos no se pueden ni enmascarar ni coartar. Un film pesimista (¿o realista?), una historia pequeña que debería iniciar un gran cambio (la polémica que despertó el film en su país así lo corrobora). 

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