jueves, 8 de enero de 2015

CRÍTICA | WHIPLASH, de Damien Chazelle


Sangre, sudor y música
WHIPLASH, de Damien Chazelle
Nominada al SAG y al Globo de oro al mejor actor secundario (J. K. Simmons)
EE. UU., 20014. Dirección y guion: Damien Chazelle Fotografía: Sharone Meir Música: Justin Hurwitz Reparto: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist, Paul Reiser, Austin Stowell, Jayson Blair, Kavita Patil, Kofi Siriboe, Jesse Mitchell, Michael D. Cohen, Tian Wang, Jocelyn Ayanna Género: Thriller. Drama Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/01/2015
¿De qué va?: Andrew aspira a ser uno de los bateristas más importantes. Su sueño es convertirse en uno de los mejores músicos de la historia, pero pronto ese camino a la gloria se desvelará lleno de trampas y renuncias. Al conocer a Terence Fletcher, el director de orquestra y el docente más estricto del Conservatorio de la Costa Este, Andrew empezará a obsesionarse hasta el punto de perder toda estabilidad mental y emocional.


Ya lo dijo el profesor de Fama (Fame): '¿Tienen grandes sueños? ¿Quieren fama? Pues la fama cuesta, y la pagarán con sudor'. Lo que no contábamos es que en Whiplash tendríamos que lidiar con el docente más duro, 'hijoputesco' y enervante del cine reciente. Y no es ninguna exageración. Nunca antes la pasión por la música había rozado el maltrato maquiavélico. Nunca antes el camino hacia la excelencia se había presentado tan tortuoso. Y nunca antes la música había sido una entidad tan corpórea en la gran pantalla, teñida de sangre y, sobre todo, sudor. En Whiplash 'vemos' las notas. Los gozamos y las sufrimos. Pura sinestesia. Un logro de la técnica y la sensibilidad. Porque Whiplash es una película de dinámica masoquista: se sufre y se goza al mismo tiempo como gran expresión de la tenacidad humana, como gran aportación a eso que llaman el 'American Dream' (sin espacio para insertos lacrimógenos).Whiplash te altera, te activa, te incomoda, te alborota, te sube la presión sanguínea, se te mete en la cabeza como un repiqueteo sin fin y en su tramo final te lleva a un estado de incómoda catarsis obsesiva. Aturde, porque no sabes si pegar con la mano bien ancha a ese carnívoro J.K. Simmons (camino del Óscar, cómo no) o darle una palmadita en la espalda agradeciendo sus métodos expeditivos. Uno de esos films-experiencia de los que se sale tocado, diferente a como se estaba al inicio de la sesión. Se le pueden achacar algunos trucos de maestro rapaz, pero nadie le niega su condición de gran montaña rusa con sacudidas y frenazos imprevisibles. El maestro de El club de los poetas muertos ha pasado a la historia por su carácter amigable y su capacidad para empatizar y enriquecer la órbita adolescente. El director de Los chicos del coro educaba en la sensibilidad y sabía sacar lo mejor de cada componente de su grupo. El 'protagonista secundario' de Whiplash dejará en todos los espectadores una huella igual de imborrable, menos placentera, pero tal vez por eso más curtidora. Porque desde el patio de butacas no tocamos ninguna baqueta, pero sudamos mares.


 Para los que necesitan un profesor con mano dura.
Lo mejor: Sus últimos 15 minutos son puro éxtasis.
Lo peor: Desquiciará a muchos por su intensidad.

3 comentarios:

Tiago Limardo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Al dijo...

Soy músico, baterista y jazzista (a más señas) y esta pelicula me da vergüenza ajena. Muy poco verosimil, no puedo creer que una pelicula que trata de un tema tan concreto haya tenido este asesoramiento de mierda.

baduljp dijo...

Es una historia que no muestra un ante ni un después, sino que muestra la lucha constante de Miles Teller para lograr ser el mejor, Whiplash es una película que deja un gran mensaje para todo los que luchan por sus sueños.