martes, 24 de marzo de 2015

CRÍTICA | ELECTION, de Alexander Payne


Jornada de elecciones
ELECTION, de Alexander Payne
Nominada al Óscar al mejor guión adaptado
EE. UU., 1999. Dirección: Alexander Payne Guión: Alexander Payne y Jim Taylor, a partir de la novela de Tom Perrotta Fotografía: James Glennon Música: Rolfe Kent Matthew Broderick, Reese Witherspoon, Chris Klein, Jessica Campbell, Mark Harelik, Phil Reeves, Molly Hagan, Colleen Camp, Delaney Driscoll, Matt Malloy, Holmes Osborne Género: Tragicomedia Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 29/09/2015
¿De qué va?: En un instituto norteamericano todo está preparado para que arranque la temporada de elecciones. El profesor modélico se levanta por la mañana, entrena en las instalaciones deportivas y aguanta del tirón todo un día de clases. Por su parte, la alumna modélica tiene toda la campaña electoral a punto, los deberes hechos, las lecciones estudiadas y un futuro prometedor por delante. Hasta que ambos se encuentran, se enfrentan, se desquician y dejan entrever su cara menos modélica.


Alexander Payne ha dedicado toda su carrera a explorar y a dignificar la figura del perdedor, encarnado en el norteamericano medio. Election, su segundo largometraje y una de sus películas más lúcidas, es una gran sátira sobre la obsesión norteamericana por alcanzar la cima del éxito, sin importar las consecuencias ni los medios utilizados. Witherspoon da vida a una 'empollona' enervante que pone contra las cuerdas a su profesor (Broderick) y que eclipsa toda la película con su caricaturesco pero reconocible comportamiento arrivista. Payne siempre tiene un pie en lo humano y otro en la comedia teen surrealista, de forma que Election acaba resultando un espectáculo bastante equilibrado: ni demasiado hiriente ni excesivamente accesible, realista a la par que esperpéntico. Election alcanza sus cotas más lúcidas cuando juega a mezclar voces narradoras y hace piruetas de tiempos y montajes, señas de lo que acabaría siendo el indie norteamericano que Payne lleva abanderando desde hace casi dos décadas. Un documento festivo sobre algunas de las directrices de nuestra sociedad: las ganas por aplastar al compañero a toda costa y la interiorización de una jerarquía basada en la competición sucia. Una inteligente deconstrucción del 'american dream' que podría hacer sesión continua con la más dramática American Beauty. Los pasillos de un instituto de la Norteamérica profunda convertidos en pasarelas de la mediocridad y de las conductas imperantes. Para reír a gusto, y al mismo tiempo para sentir un poco de rechazo y afecto por unos personajes que se parecen, aunque nos pese, demasiado a nosotros.


Para los que las prefieren ácidas (las comedias, claro).
Lo mejor: Reese Witherspoon.
Lo peor: Tal vez pierde un poco el norte en su segunda parte (pero sólo un poco). 

1 comentario:

domive dijo...

Me la apunto! Buena crítica :)