viernes, 19 de septiembre de 2014

CRÍTICA | FELICE CHI È DIVERSO (HAPPY TO BE DIFFERENT), de Gianni Amelio


Relatos de diferencia
FELICE CHI È DIVERSO (HAPPY TO BE DIFFERENT), de Gianni Amelio
Italia, 2014. Dirección y guion: Gianni Amelio Fotografía: Luan Amelio Género: Documental Duración: 90 min. Tráiler: Link
¿De qué va?: Amelio entrevista a 20 personas. Entra en sus vidas, en sus casas. Pone la cámara a pocos centímetros de los protagonistas, y estos hablan. Nos cuentan historias de juventud. Anécdotas graciosas. Episodios tristes. Cuentos sexuales. Historias de amor. Estampas personales que dibujan una Italia del pasado y del presente. Un país de represión, de tabús, de clichés. Relatos de diferencia y de homosexualidad.
Palmarés: Sección Panorama del Festival de Berlín 2014. Sección Zabaltegui del Festival de San Sebastián 2014. Estreno en Italia el 6 de marzo de 2014.


Felice chi è diverso es un ejemplo del compromiso de todos aquellos que lidiaron con los prejuicios sociales de la Italia de antaño debido a su orientación sexual. La película concatena testimonios de personas ya mayores, algunas ancianas, que nos cuentan episodios de su vida. Amelio, afortunadamente, no diseña su película a modo de anecdotario o baúl (por no decir 'armario') de los recuerdos: prefiere dejar espacio a las personas retratadas, de forma que sus testimonios resultan espontáneos y veraces. Unos balbucean, otros dan rodeos o prefieren culminar su intervención con silencios recurrentes, otros hablan de forma desbocada y sacan a la superficie todo tipo de realidades y temas que atañen a la comunidad gay. Gracias a esta estructura, Felice chi è diverso abarca, ni que sea de forma indirecta, todo tipo de cuestiones, desde el SIDA hasta la censura heredera de Mussolini, pasando por una curiosa descripción del mundo del espectáculo y un recuerdo a la figura injustamente desprestigiada de Pier Paolo Passolini. Un documental, por todo ello, menor en apariencia pero complejo y apasionante. Claramente diferente a toda la filmografía de Gianni Amelio, y a su vez otro logro importante, una nueva reinvención artística del autor de Lamerica o Así reían entre otros notables largometrajes.


Hablamos de compromiso porque Felice chi è diverso no solo pretende visibilizar y normalizar, sino mostrar la militancia de todos aquellos que sentaron las bases de un movimiento LGBT que sigue reformulándose en la actualidad. El prestigioso realizador Gianni Amelio, que a principios de año declaró su homosexualidad en un periódico italiano, pone voz a las gentes de su generación, y a su vez salda una deuda personal explicitando lo que en otro tiempo quedaba entre líneas. Pero Felice chi è diverso no debe entenderse como una confesión o un 'coming out' de su director, sino como un acto de sinceridad. Lo mismo puede decirse de la francesa Les invisibles con respecto a su director Sébastien Lifshitz, que perfectamente podría formar sesión conjunta con el trabajo de Amelio, con la diferencia de que Lifshitz siempre ha operado dentro de los dominios del queer cinema mientras que en los films de Amelio la incomprensión, la intolerancia y la represión, sentimientos y realidades compartidas por el ser y sentir homosexual a lo largo de la historia, se expresan en ficciones de tonos y tipologías muy diferentes. 


El film de Lifshitz prefiere hablar del pretérito desde una posición crítica, mientras que Amelio expande su mirada al relato social y al futuro. El aspecto social aparece en los sketches, documentos y fragmentos audiovisuales que marcan las transiciones entre entrevista y entrevista. El futuro queda perfectamente condensado en el último testimonio del film, un joven de la Italia del S. XXI que representa la incertidumbre y los retos venideros del colectivo gay. Y es en ese punto donde Felice chi è diverso resulta no solo más completa y emocionante que la obra de Lifshitz, sino una demostración de que la plena acepción sigue en vías de construcción y de que el cine, en su juego de empatías, identificaciones y representaciones, puede ser un arma de gran valor para agilizar ese proceso. También, gracias al título, tomado de un verso del poeta Sandro Penna, una celebración de la diferencia, ya sea propia o ajena, como eje de la felicidad personal y de la convivencia colectiva. Reflexiones que Amelio pone sobre la mesa de forma clara, serena, lúcida y pedagógica, sin crispaciones, con la nostalgia justa y necesaria, sin ningún atisbo de rencor, pero sobre todo, reiteramos, con la mirada puesta en el futuro. Ojalá obras como Felice chi è diverso ayuden a crear puentes, a limar esperezas, a enriquecer miradas, a alimentar tolerancias.


Para los que están dispuestos a hablar y escuchar de cuestiones 'invisibles'.
Lo mejor: La transparencia de su mensaje.
Lo peor: Que no haya testimonios femeninos.

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1 comentario:

arnycvillar dijo...

como puede verse on line ,porque en salas comerciales creo que es imposible...gracias