martes, 7 de agosto de 2012

Políticamente incorrecto: Crítica de FYRA ÅR TILL (FOUR MORE YEARS, CUATRO AÑOS MÁS)

A día de hoy once países han legalizado el matrimonio homosexual, entre ellos Islandia, Noruega y Suecia, además de siete jurisdicciones de los Estados Unidos y una de México D.F. El último en sumarse a la lista ha sido Dinamarca, aunque los diputados del Partido Demócrata Cristiano danés ya han amenazado con recurrir la ley, en vigor desde el 15 de junio de 2012. En España contamos con un sistema similar al de los países nórdicos, un gran avance social si tenemos en cuenta que nuestros vecinos mediterráneos todavía no han normalizado ni garantizado los derechos de sus ciudadanos homosexuales. Afortunadamente, y con el amparo de la ley hasta que el actual gobierno 'popular' diga lo contrario, las parejas gays forman parte de la realidad española del S.XXI, sin armarios de por medio. Todo el mundo tiene un familiar, un amigo o un compañero de trabajo homosexual, pero... ¿qué sucede cuando hablamos de nuestros políticos? La clase política, atacada y desprestigiada por la crisis económica, parece vivir de espaldas a la realidad del pueblo llano. Aceptamos, al menos en teoría, la homosexualidad, pero pocos dirigentes o figuras públicas confiesan su sexualidad; y de confesarse, el tema sirve para que algunos rotativos o compañeros de profesión hagan bromas o ataques al respecto. Ante este panorama, ¿es posible un presidente del gobierno homosexual en un país cuya infrastructura legal garantiza las libertades y los derechos de gays y lesbianas? Ya tenemos el caso de un presidente negro, y Europa en lo económico está bajo los hilos de una mujer. Porque, recordemos, una normalización no solo requiere de un proceso legislativo sino de un profundo cambio social.



Fyra år till nos acerca la vida de David Holst, líder del Partido Liberal Sueco de ideología de centroderecha que contra todo pronóstico pierde las elecciones. Desanimado al verse cuatro años en el ostracismo, o lo que es lo mismo, en el sillón de la oposición, David deja el peso de su actividad política en su mujer, su principal asesora y mánager. Pero David está desanimado, vive en una constante vorágine de reuniones, viajes, mítines, discursos, ruedas de prensa y plenos. Trabaja para la ciudadanía, pero por el camino se olvidó ser un hombre, un ciudadano más. Por eso al coincidir con Martin, candidato a secretario del Partido Socialista, David intuirá otra vida posible, más espontánea, lejos de la falsedad de su matrimonio y afín a su verdadera y reprimida orientación sexual. La de David es una doble salida del armario, porque él está casado con la política y sus escarceos con uno de los nombres clave del partido contrario es la máxima infidelidad posible. Martin vive abiertamente su homosexualidad, y David lleva veinte años imponiéndose la política del autocontrol. Una premisa que da para mucho: Fyra år till reflexiona sobre las dificultades de conciliar compañero de cama con los colores políticos, proponiendo una comedia política muy original que en su tramo final sucumbe a la trama romántica de manual. Una premisa que en la actual debacle económica resulta interesantísima al demostrar que una comedia política es posible, eso sin ofrecer una imagen complaciente ni hiriente de quienes nos gobiernan.  


Fyra år till funciona como comedia de enredos. Una película muy equilibrada que busca la conciliación, nunca la crispación. Un film imposible de imaginar en nuestra cinematografía, si bien España legalizó el matrimonio homosexual cuatro años antes que Suecia. Aquí veríamos polémicas por los cuatro costados, quizás porque en la política local hay muy poco margen para el humor. Fyra år till, aunque no deja de ser una historia de esquema fácil y resolución previsible, es una obra parida en el seno de una sociedad abierta y moderna, algo difícil de imaginar en España. En la película Martin llega a ser el secretario de su partido sin esconder su homosexualidad, mientras que el film 'castiga' a David por su silencio. Esa es la gran moraleja de la cinta. Fyra år till viene a decirnos que ese hipotético presidente homosexual es posible, que tarde o temprano será un hecho acorde con la realidad social. Aunque la política de la calle y la de los despachos parezca discurrir por caminos diferentes. Aunque el camino será duro, uno de los pocos pasos que quedan hacia la total normalización. Un mensaje positivo que además nos regala algunas escenas divertidas y dos grandes interpretaciones.


Nota: 6

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1 comentario:

Chary Serrano dijo...

Sin duda se rata de un comedia que gustará verla si se tiene una mente abierta.
Muy buen crítica