miércoles, 9 de abril de 2014

Crítica de BAILANDO CON REGITZE, de Kaspar Rostrup


Cosas que hacen que la vida valga la pena
BAILANDO CON REGITZE (DANSEN MED REGITZE, DÍAS DE FIESTA, 
MEMORIES OF A MARRIAGE), de Kaspar Rostrup (Dinamarca, 1989)
¿De qué va?: Hace tiempo, el tímido Karl Aage se enamoró de la valiente Regitze en un baile. Ahora, décadas más tarde, el anciano matrimonio celebra una fiesta en su residencia de campo. Al evento están invitados todas las personas que han sido parte decisiva de las vidas de ambos, y Karl Aage no puede evitar debatirse entre la celebración del presente y los recuerdos del pasado.
Palmarés: Nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Premio del público del Festival de Lübeck. Premio a la Contribución Artística del Montreal World Film Festival. 4 premios Bodil y 5 premios Robert, principales galardones del cine danés, incluyendo en ambos casos los reconocimientos a mejor película, actor y actriz protagonista.
El dato: Es la única película en la historia de los Bodil daneses que ha ganado los 4 galardones correspondientes a los apartados de interpretación. Aunque nunca se estrenó en España, sí logró distribuirse en Argentina con el título español de Días de fiesta. Se estrenó en Dinamarca el 17 de noviembre de 1989 y está considerada un clásico de la cinematografía nórdica. Es el film más exitoso de la corta trayectoria del cineasta Kaspar Rostrup, que actualmente cuenta con 73 años y cuyo último trabajo es del año 2000: A Place Nearby.


Reseña: Hollywood encumbró hace veinticinco años este melodrama nórdico sobre la vida de un matrimonio en su ocaso: ese 1989, la Academia norteamericana premió un film de corte similar como Paseando a Miss Daisy, y también se dejó llevar por la nostalgia al defender a Cinema Paradiso en la categoría de película de habla no inglesa. Volviendo al norte, su lugar de procedencia y donde ahora tiene la entidad de clásico, Bailando con Regitze es un corto y bonito cuento sobre la compleja vida en pareja y la necesidad de vivir mirando hacia adelante, superando los escollos del camino, perdonando a los que nos hacen daño y disfrutando de cada segundo. El film es una colección de estampas agriculces en las que todo espectador, sea cual sea su ética y su procedencia, sabrá ver las diferencias de generaciones y los miedos y deseos comunes a todos. En este sentido, la película está un tanto desfasada: su fórmula, incisiva cuando debe pero en conjunto más bien amable, resulta tan conseguida como indudablemente añeja. Momentos graciosos como la huelga de hambre de la abuela se combinan con la crudeza del final o la crítica social que esconde el fashback de la graduación del hijo. Un regalo deliciosamente envuelto de humanidad y nostalgia, tan sentimental y bello como revisar las fotografías en blanco y negro de esos álbumes que guardamos en el altillo de casa, o como escuchar esos vinilos cuyas canciones, sorprendentemente, podemos cantar de corrillo pese al paso del tiempo. Arqueología ligeramente pastelosa del mejor cine danés.


Para nostálgicos enfermizos.
Lo mejor: El trabajo de sus actores.
Lo peor: No deja de ser un irregular resumen de escenas más o menos simpáticas.


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