sábado, 17 de mayo de 2014

Crítica de LA VIDA INESPERADA, de Jorge Torregrossa


Elvira Lindo reside en Nueva York desde que su marido, el escritor y académico Antonio Muñoz Molina, fuese nombrado director del Instituto Cervantes de esa ciudad. De sus experiencias, de sus vivencias y sobre todo de los sueños proyectados en la 'Gran Manzana' que nunca llegaron a realizarse se nutre La vida inesperada, película con guion de Lindo, dirección de Torregrossa y protagonismo absoluto de Javier Cámara y Raúl Arévalo, dos primos españoles en el otro lado del charco. Lindo viajó hace una década, coincidiendo con el Nueva York posterior al 11-S, pero ahora el contexto es muy diferente: en pleno 2014, La vida inesperada es una descripción de los estragos de la crisis económica española a muchos kilómetros de distancia, y con ello se acentúan, aunque sea de forma inconsciente para el espectador, todo el discurso de supervivencia familiar y toda la lucha de dos personajes que buscan su lugar en el mundo a pesar del temporal. La 'vida inesperada' del título, en otras palabras, se abre a dos interpretaciones: las sorpresas que el visitante espera de una ciudad que termina convirtiéndose en su casa a base de muchos esfuerzos, y también el esfuerzo que supuso en su día abandonar el hogar para buscar fortuna. La descripción, vaya, del nuevo inmigrante, versión actualizada de lo que el cine español ha retratado en Vente a Alemania, Pepe, Un franco, catorce pesetas e infinidad de títulos.


Durante su primera mitad, La vida inesperada convence por las distintas relaciones que traza: cada personaje encarna distintos principios (la 'vena artística' de uno choca con el pragmatismo de otro, pero al final confluyen en un mismo camino), a la vez que Nueva York aparece retratado como un espacio grandioso, lleno de oportunidades pero también de sinsabores. Lindo convence a la hora de describir al 'nuevo exiliado' y logra una equilibrada tragicomedia 'hispanoestadounidense': mientras el personaje de Javier Cámara hace malabarismos con sus trabajos de actor y profesor, Raúl Arévalo visita distintos despachos, traje puesto y currículum en mano, para probar suerte. También convence la comedia manchega, casi almodovariana, que protagonizan Cámara y su madre en sus conversaciones vía Skype, una película dentro de otra en la que nos encontramos a la Lindo de toda la vida, con el humor que ya impregnaba su adorable Manolito Gafotas y sus colaboraciones con Miguel Albadalejo. Por desgracia, la magia no dura todo el metraje: la cinta decide centrarse en las relaciones amorosas de los personajes como reflejos de sus ataduras y de sus necesidades vitales, pero al entrar de lleno en el terreno del romance almibarado, La vida inesperada pierde su esencia y termina alargando la encrucijada en la que viven los protagonistas. Da la sensación, en definitiva, de que Lindo ha querido condensar mucho en un mismo libreto, y aunque tanto Torregrossa como su equipo artístico pasan el examen con nota, la cinta se resiente de cierta inconcreción. Con todo, un film agradable que se diluye poco a poco, pero que propone un interesante retrato del 'aquí' y del 'ahora'. Veremos si la 'vida inesperada' termina siendo 'desesperada', o si por el contrario el cine español, directa o indirectamente, puede contarnos el fin de las vacas flacas.


Para seguir desmontando el 'american dream'.
Lo mejor: Cámara y Arévalo.
Lo peor: Se demora y duda a la hora de concluir la historia.

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