viernes, 11 de octubre de 2013

Crítica de UNA CUESTIÓN DE TIEMPO, de Richard Curtis

El decano de la comedia romántica, el guionista y director Richard Curtis, vuelve a las andadas con Una cuestión de tiempo, una interesante variación de la trama romántica de toda la vida asociada por imposición de los nuevos tiempos a subterfugios propios del cine fantástico. El responsable de Love Actually o El diario de Bridget Jones acentúa su humor inglés, se reconcilia con el sector más juvenil del público y aporta nueva vida a la forma tradicional del 'chico conoce a chica'. El protagonista de Una cuestión de tiempo descubre que tiene el poder de viajar al pasado siempre que lo desea, con lo que puede cambiar el curso de las cosas, hacer 'borrón y cuenta nueva' a todos sus deslices amorosos y, cómo no, conocer y conquistar lentamente a la mujer de sus sueños. Curtis sabe que todos hemos deseado alguna vez echar freno y hacer uso de la goma de borrar, y la película encuentra su particularidad en esa premisa: cualquier traslado en el tiempo puede dirigir el destino del protagonista hacia uno u otro camino. Con esas directrices, la película funciona casi durante todo el metraje: es un film alegre, joven, fresco, nada ñoño y muy hábil a la hora de insertar sus chistes. El problema no viene curiosamente por la posible limitación de su trama, que realmente da mucho de sí y aparece dosificada con inteligencia, sino por la manía de Curtis de llevar sus films hacia las dos horas de metraje. Una cuestión de tiempo se dilata y llega a la madurez del personaje con moraleja de por medio: al fin y al cabo, vivir sin margen de error, dejándose llevar y sin posibilidad de alterar lo que sucede a nuestro alrededor acaba siendo la estrategia más inteligente para vivir plenamente (la vida, en resumen, no se puede planificar). Un broche de oro nada desdeñable aunque ligeramente deslucido por algunos excesos dramáticos de última hora: la fórmula se altera para bien, y aún así el molde de hora y media de duración sigue siendo lo más inteligente. Al final Una cuestión de tiempo resulta menos liviana de lo que debería, pero estamos sin lugar a dudas ante el producto romántico más juguetón en muchos años. Por fin tenemos una comedia romántica que encandilará a ellas y entretendrá mucho a ellos. Incluso sus aspectos espaciotemporales le harán ganar adeptos entre el público más adulto, por lo general poco ávido de historias teñidas de rosa. La prueba: el público del Festival de San Sebastián se rindió a sus pies. El éxito se repetirá cuando aterrice dentro de nada en las salas españolas. Atención: Una cuestión de tiempo apunta a título de culto. Dejen los prejuicios fuera del cine porque es altamente disfrutable.



Para reconciliarse con las love story.
Lo mejor: Es junto a Las ventajas de ser un marginado el film 'good feeling' del 2013.
Lo peor: La historia decae en su segundo tramo. Los excesos de Bill Nighy.


Nota: 6'5

1 comentario:

Pablo Martinez dijo...

Le tengo mucha fe a esta película.
Y a esta altura los excesos de Bighty en una película de Curtis ya tiene que pasar a estar en "lo mejor" jaja es marca registrada.

Saludos Xavi! Buen texto, como siempre. Nos leemos.