martes, 1 de marzo de 2011

Crítica de DE DIOSES Y HOMBRES (DES HOMMES ET DES DIEUX)

LO DIVINO Y LO HUMANO
No existe mejor título para la película. Efectivamente, la nueva propuesta de Xavier Beauvois habla de hombres y de dioses, del huevo y la gallina, de la fe, la ideología y las personas. Un discurso interesante pero no exento de peligros. Aunque el mayor riesgo que asume la película es filmar con sumo cariño la rutina y rituales de unos monjes franceses que viven en un monasterio de la Argelia convulsa, una acción kamikaze que muchos describirían como poco cinematográfica. La película transcurre entre cánticos y diálogos enriquecedores, y el director filma a sus personajes con respeto, con la misma tolerancia y comprensión que demuestran los monjes: ellos, reunidos en una mesa de formas bíblicas, deciden y votan uno a uno si, tras una serie de asesinatos por parte de radicales musulmanes, deben abandonar o no sus tierras y volver a Francia.  Como agnóstico, De dioses y hombres propone la posibilidad de 'otra religión' que trabaje y vele por la comunidad, que esté al tanto de lo que se cuece en las calles, que viva su fe desde la más estricta humildad, sin sermones adoctrinadores ni falsas consignas. De dioses y hombres evita toda polémica para hablar de la solidaridad entre seres humanos y proponer al espectador una experiencia inusual: la calma de los cantos gregorianos y la amenaza extramuros de una revuelta sanguinaria. Sabe, además, tratar a sus personajes con las medidas cuotas de heroicidad, intentando distanciarlos de los verdaderos monjes que, en el año 1996, fueron asesinados por causas que aún se desconocen. De dioses y hombres es una reflexión sobre la moral, un ejemplo de tenacidad en tiempos de crisis (algo que convierte la película en una propuesta de rabiosa actualidad), una sutil historia que abre debates pero nunca ampollas. La prueba del oficio de Beauvois se demuestra a cada plano. La cámara filma las caras de los monjes de forma que cada uno goza de una personalidad reconocible, con sus miedos e inquietudes, y al mismo tiempo todos ellos forman un colectivo, una esencia, una unidad: vean la excelente escena en la que los religiosos, cantando y abrazándose, observan como un helicóptero de guerra sobrevuela el monasterio protagonista. Sobre eso acaba hablando la película: las fuerzas que dominan al individuo como entidad y a la comunidad como colectivo de individuos. Los monjes del film forman un microcosmos que se rige por el respeto y la democracia, y el director los toma como ejemplos, que no como modelos ni mucho menos como ideales, de una espiritualidad que parece que hoy en día hemos perdido. El compromiso, la firmeza y la elegancia del film se completan con un final poético, nada escabroso, nueva muestra de que la película es más un elemento de paz que un arma de fuego, una propuesta que titubea con el cine político, social y religioso para acabar fuera de toda etiqueta. También de época: más que anacrónica, la narrativa y la estética del film evoca la pureza de un cine del pasado que, por su certeza, sabe a futuro. Quizás Beauvois no sabe medir del todo su criatura y se excede en la duración de algunas escenas, sobre todo a partir de la primera hora de metraje, pero De dioses y hombres tiene la fuerza de ese cine que no se olvida después de abandonar la sala. Ejemplo de ese buen cine europeo que llega cada año, casi siempre desde Cannes, y casi siempre a cuentagotas, para recordarnos que el cine de verdad todavía no ha muerto: resiste, austero pero potente, como los monjes del film y la encrucijada moral que representan.


Nota: 8

2 comentarios:

Rodrigo Moral dijo...

Extraordinaria. Pensar que "Swan Lake" tuvo este año más trascendencia que en ningún otro año que recuerde. Los últimos 20 minutos son conmovedores.

Es cierto, hay escenas bastante prolongadas. No lo veo como un defecto. Tampoco como una virtud. Pero está, es claro, y eso al público no le suele gustar demasiado.
Justa triunfadora en los Premios César (bah, tengo entendido que triunfó con 3 premios, incluyendo el más importante), y uno de los 5 mejores largometrajes del año 2010 (junto a The Social Network, The King's Speech, Another Year y L'Illusionniste).

Saludos!

Anónimo dijo...

Por lo que cuentas parece una película tranquila, pero oir hablar de cantos gregorianos y de la vida de los monjes me hace pensar que pueda llegar a ser aburrida