miércoles, 10 de septiembre de 2008

OBRAS A REIVINDICAR: CARO DIARIO 1993


Me encantan esas noches cuando vuelves a tu habitación cansado de la facultad sin ningún trabajo ni nada que hacer. Ante el botellón, siempre queda un elixir más poético y potente: el cine. Ayer vi por primera vez (y seguramente no por última) Caro Diario, la incontestable obra de Nanni Moretti que catapultó a su instigador a la categoría de autor de culto. Caro Diario fascina por su puesta en escena, la cadencia de sus imágenes y la música que une con estilo las tres partes de la película. Moretti se eleva como autor absoluto de su propio libreto: él solo dirige, protagoniza, escribe y controla cada detalle de su relato. Este hecho amaga a su vez una actitud un tanto egocéntrica y egoísta, necesaria, a mi parecer, en todo director de cine que se precie. La pedantería de Moretti queda sazonada con un humor suave pero con intenciones belicosas. Nuestro Nanni desconstruye las reglas de la cinefília y el arte de filmar con una historia a contracorriente que, a simple vista, parece no tener argumento alguno. De la nada, pero, surge el todo y la película se erige como uno de los ejemplos más sublimes del último cine italiano.
Caro Diario es la historia de un viaje, la búsqueda de inspiración de un autor perdido que reflexiona en voz alta. Moretti dirige un film haciéndonos creer que está preparando otro. Con esta premisa queda claro que Caro Diario se aposenta sobre la mentira, y a partir de aquí el público puede o no acceder a su historia, disfrutar simplemente con la estructura tripartita del conjunto o elevar las tramas a un nivel más filosófico, simbólico o alegórico. Durante las dos primeras partes de la película, Moretti viaja por Roma y sus islas anexas retratando de manera satírica la sociedad italiana, retratando también las neuras de su director, su ideología y su crítica a aspectos como la televisión, el cine italiano, la sociedad de consumo, la crisis de los cuarenta o la burgesía intelectualoide. Pero Moretti esquiva el cine con mensaje: la historia es una (falsa) ficción, no un conglomerado de referencias críticas, políticas y pseudocultas. Moretti cree en el cine como entretenimiento y gracias a esto Caro Diario resulta muy grata a todos los niveles. Esta aparente ligereza es el principal puntal de la historia... y la parte esencial en donde falla su secuela, Abril (Aprile, 1998), demasiado centrada en despotricar contra la política de Berlusconni. Pero el díptico en conjunto es más que notable: al final, el director crea una familia llegando a formar parte de ese estamento social pijo e hipocondriaco que tanto detesta. Ello hace de Caro Diario una película más idealista que Abril, aunque las referencias políticas de la segunda pueda incitar a pensar lo contrario. En La habitación del hijo (La stanza du figlio, 2001, una rotunda obra maestra), Moretti es el padre, el cabeza de familia. El círculo vital de Nanni Moretti es total: de soltero redimido a padre sufridor. Moretti ha crecido como autor y como persona y nosotros hemos sido testigos de ello.
Lo mejor, pero, se reserva para el final. Moretti, aquejado de una grave urticaria, asiste a numerosos médicos. Moretti critica a Italia y a la vez la encarna en primera persona: el cuerpo enfermo de Moretti es el cuerpo enfermo de la sociedad italiana. Moretti sabe que es un verdugo pero también una víctima de todo su discurso. El ejercicio magistral de dar la vuelta a la tortilla en su último tramo es la muestra irrefutable de que estamos ante una película excelsa que nunca pasará de moda. Moretti es un capullo, pero un capullo adorable. Un autor complejo a medio camino entre Jean Renoir, Jacques Tati y Lars Von Trier. Esperamos Il Caimano (aún inédita en España) con impaciencia.

1 comentario:

Javier Escartín Gómez dijo...

Mmmm Suena muy bien por lo que escribes. La apunto!

un abrazo

http://lososcar2009.blogspot.com