lunes, 23 de octubre de 2017

CRÍTICA | EL TERCER ASESINATO, de Hirokazu Koreeda


Culpable inocente
EL TERCER ASESINATO
Festival de Venecia: Sección oficial a concurso. Festival de San Sebastián: Perlas
Japón, 2017. Dirección y guión: Hirokazu Koreeda Música: Ludovico Einaudi Fotografía: Mikiya Takimoto Reparto: Masaharu Fukuyama, Koji Yakusho, Suzu Hirose, Yuki Saito, Kotaro Yoshida, Shinnosuke Mitsushima, Izumi Matsuoka, Mikako Ichikawa, Isao Hashizume Género: Thriller, drama Duración: 125 min. Tráiler: Link Fecha de estreno: 27/10/2017
¿De qué va?: Un abogado debe defender a un hombre de los cargos de asesinato del que se le acusan. El detenido se declara culpable y ya cumplió condena tres décadas atrás por otro delito. A medida que desentraña el caso e interroga a los distintos testimonios, el abogado empieza a dudar de la culpabilidad de su cliente.



El tercer asesinato se abre con un crimen filmado en planos muy cerrados. Por segundos, uno intuye que Koreeda ha mutado de estilo, pero a medida que avanza el metraje nos damos cuenta que esa escena, la más violenta y abrupta de toda la carrera del japonés, era tan sólo un macguffin para desplegar las obsesiones habituales de su artífice. Un catálogo de filias que, en esta ocasión, se amplía para debatir sobre el concepto de justicia, los problemas que implica llevarla a cabo y las limitaciones de los hombres que la aplican. Koreeda resuelve el dilema con frases embellecidas, describiendo con inteligencia las circunstancias de todos los personajes, incluso dotando de humanidad a ese supuesto homicida que va cambiando de testimonio a lo largo del metraje. De este matizado cambio de género resulta una película discursiva, cerimoniosa, sabia a pesar de que los procedimientos judiciales (las entrevistas a los testigos, los vis a vis, el descubrimiento de pruebas, el juicio final, etc.) funcionan sólamente como corsés que se autoimpone Koreeda y que, por lo tanto, coartan en gran parte su discurso. Lo que diferencia El tercer asesinato de otras obras de su director, y lo que la convierte en un film menor, es que sus personajes no hablan por ellos mismos, sino en boca del propio Koreeda, que ansía trascender aun cuando la trama demanda menos disyuntivas morales y más ritmo. Queda, eso sí, un thriller en las antípodas del cine norteamericano, dato que muchos agradecemos. La buena noticia es que Koreeda sigue apegado a lo humano, por lo que es cuestión de tiempo que vuelva a regalarnos otra obra magna. De momento, el genio asiático nos deja varias cuestiones para reflexionar en los próximos meses: ¿puede un buen hombre cometer un crimen? ¿e impartir justicia de forma ecuánime? ¿puede alguien que ha cometido un acto execrable merecer la muerte? ¿es posible encontrar la verdad? El debate, una vez más, en la sala de cine.


Para amantes de thrillers en los que el crimen es sólo un contexto para contar mucho más.
Lo mejor: El vis a vis final.
Lo peor: No mantiene el ritmo que demanda el género.


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