miércoles, 21 de septiembre de 2016

SAN SEBASTIÁN 2016 | CRÓNICA - DÍA 6


Día 6: Sospechosos habituales.

Nuestro sexto día en San Sebastián ha estado marcado por los grandes nombres. Directores que ya han exhibido sus trabajos en otros certámenes y que llegan al festival vasco con el prestigio y el palmarés ya cubierto. Aquellos "pesos pesados" que la crítica siempre presenta como "los sospechosos habituales". Todas sus películas podrán verse en breve en las salas del país, pero nosotros nos avanzamos nuestras impresiones en esta crónica. De la Alemania posterior a la guerra de "Frantz" a la navidad rumana de "Sieranevada", pasando por el activismo británico de "Yo, Daniel Blake" o los Estados Unidos bajo el influjo de "Snowden".

Frantz, de François Ozon. Sección oficial.
Sospechoso 1: FRANÇOIS OZON. De Ozon uno siempre se espera de todo. Hombres que devienen mujeres. Amigos que se tornan amantes. Bebés reconvertidos en ángeles. Duos que se amplían a tríos... Nada de ello aparece en "Frantz", con toda probabilidad la cinta más contenida y académica de toda su carrera. Por ello, aquellos que en el pasado se declararon poco o nada "ozonianos" han disfrutado de esta crónica de posguerra que narra la relación que se establece entre un soldado francés y la viuda de un alemán caído en el frente. Lo dicho no implica que los que amamos Ozon en todos sus amaneramientos y extravagancias nos hayamos sentido defraudados (más bien lo contrario). A la postre, "Frantz" es otro juego de espejos, la historia de una mujer que se reconoce en su antítesis y que al final encuentra vías inesperadas para escapar del dolor más insondable. Una película llena de subtramas en la que se cuenta mucho y se intuye mucho más (cada espectador hará su propia lectura: así lo hemos comprobado en los coloquios posteriores a la proyección). Deseo rabiosamente que Ozon vuelva al pintalabios y a las medias, pero "Frantz" es una obra que gana enteros con el paso del tiempo y que se prestará a interesantes revisiones. Incluso puede afirmarse que su uso del color (para mostrar el tiempo de la hipótesis y del onirismo) y del blanco y negro (para filmar el angustioso presente de los personajes) es de una sensibilidad inaudita, digna de halago y de estudio. En definitiva, otra maravilla, en este caso bilingüe, de uno de los directores de cabecera del blog.

Sieranevada, de Cristi Puiu. Sección Perlas.
Sospechoso 2: CRISTI PUIU. Se cumple una década de la Palma de oro de "4 meses, 3 semanas, 2 días". Sin ese referente, ningún certamen de categoría A se hubiera abierto al cine centroeuropeo, ya no solo rumano, sino de países vecinos (la memoria más inmediata nos lleva a la húngara "El hijo de Saúl", Óscar incluido). Esa tendencia ha favorecido a Cristi Puiu, un habitual en las secciones paralelas de Cannes que con "Sieranevada" ha dado el salto a la sección competitiva del festival galo. A San Sebastián llega en calidad de Perla, a la espera de que algún distribuidor se digne a exhibir en España como se merece la obra del director de "Aurora" (a pesar de los poco comerciales 173 minutos de su nuevo trabajo). "Sieranevada" es un vodevil que recurre a la ironía e incluso al esperpento para criticar las miserias de la sociedad de su país. Puiu rueda tanto desde dentro (entre cuatro paredes, colándose en la intimidad de una familia) y a la vez desde fuera (como si el narrador fuera un espectador más, la cámara toma distancia de los personajes y se sitúa entre puertas, ventanas y pasillos). El resultado es una película mastodóntica sin capacidad de síntesis, con mordiente pero sin el suficiente interés como para mantener en pie sus tres horas de metraje. Si Berlanga tuviera 40 años y viviese en Bucarest rodaría una película parecida, pero seguramente aliviada de todos los subrayados, tanto formales como temáticos, de la obra de Puiu. Ahora entendemos que el jurado de Cannes la dejara fuera de su palmarés, una tónica que se repetirá en las próximas nominaciones al Óscar.

Yo, Daniel Blake, de Ken Loach. Sección Perlas.
Sospechoso 3: KEN LOACH. Dicen que a los ancianos no se les puede hacer cambiar ni de opinión ni de rutinas. Por nuestra parte, sería injusto pedir que Loach, a sus 80 años, altere ni que sea un ápice su cine militante. Loach es Loach: no hay más. Por eso sorprende que "Yo, Daniel Blake", dentro de la filmografía del británico más activo y activista que se recuerde, sea una película tan cálida. Vehemente, pero sensible. Repetitiva, pero firme. Bien interpretada, con grandes diálogos y una presentación de personajes que sólo puede venir firmada de parte de un sabio (los títulos de crédito con la voz en off de Daniel, un carpintero en busca de subsidio tras una operación de corazón, es de un ritmo y de un humor inteligentísimo). Asumo que Loach no inventa nada y que en su tramo final fuerza el drama, pero me he descubierto con los ojos enjuagados al encenderse las luces del Teatro Principal. Una historia de lucha y de amistad, un canto a aquello tan utópico de "la unión hace la fuerza". Al final tendremos que darle un beso en los morros a George Miller: visto lo visto, la Palma de oro de "Yo, Daniel Blake" está bastante justificada. Si Loach decide dar por cerrada su carrera, no existiría mejor broche final para su larga filmografía. Y creedme: servidor es el primer sorprendido al escribir esto.

Snowden, de Oliver Stone. Sección oficial.
Sospechoso 4: OLIVER STONE. Las malas lenguas defienden que Oliver Stone lleva largas décadas sin firmar una película destacable. "Snowden" tampoco rompe esa tónica. La película cuenta diez años en la vida de Edward Snowden, desde su entrada en la CIA hasta las revelaciones que dieron la vuelta al mundo allá por el año 2013. A la película le sobran escenas con música y montaje efectista (la más evidente, el momento "pen drive"), frases sobre la patria y secundarios tirando a ridículos (ojo a las apariciones de Nicholas Cage y a la presencia del Snowden real antes de los títulos de crédito). A la gran mayoría de los asistentes les ha aburrido como una ostra, aunque en lo personal me parece una cinta pasable que en pocos meses podremos ver en los contenedores de cualquier canal temático. El Stone que revolucionó el cine en los 70 y 80 ha pasado a mejor vida: lo que queda es un producto de palomitas y coca-cola a granel. Mañana Stone y sus actores presentarán la película en el Kursaal: veremos cómo la recibe el público generalista.


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