viernes, 30 de septiembre de 2016

CRÍTICA | DESPUÉS DE NOSOTROS, de Joachim Lafosse


Lo que fuimos y lo que somos
DESPUÉS DE NOSOTROS (L'ÉCONOMIE DU COUPLE, AFTER LOVE),
de Joachim Lafosse
Festival de Cannes: Quincena de Realizadores. Festival de San Sebastián: Sección Perlas
Bélgica, 2016. Dirección: Joachim Lafosse Guión: Fanny Burdino, Joachim Lafosse, Mazarine Pingeot y Thomas van Zuylen Fotografía: Jean-François Hensgens Reparto: Bérénice Bejo, Marthe Keller, Catherine Salée, Cédric Kahn, Tibo Vandenborre, Philippe Jeusette, Annick Johnson, Jade Soentjens, Pascal Rogard, Margaux Soentjens, Ariane Rousseau, Francesco Italiano Género: Drama Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 14/10/2016
¿De qué va?: María y Boris deciden separarse tras 15 años de matrimonio. Ella compró la casa de la pareja, pero él la reformó durante años. La discusión por decidir quién debe quedarse con el domicilio les destruirá por completo.


El director belga Joachim Lafosse sofistica su discurso crítico en Después de nosotros, la crónica de un matrimonio ya roto obligado a vivir bajo el mismo techo. La pareja inicia una sucesión de reproches que termina por erosionar a todos los implicados. Mientras, las hijas pequeñas y los amigos de ambos asisten con intranquilidad a la guerra que se está librando, a sabiendas que cualquier cosa que hagan o digan supondrá posicionarse a favor de un miembro, y por lo tanto perjudicar a un ser que hasta hace nada se consideraba querido. Lafosse captura ese doloroso dilema situando la cámara a pocos centímetros de los rostros de sus actores, encerrándolos entre cuatro paredes que echan chispas. Con intensidad pero sin tremendismos. Sin buenos ni malos.


Lafosse nos obliga a ser testigos de cada disputa cotidiana, hasta el punto de violentar a la platea y hacerle sentir en sus carnes los sentimientos encontrados de sus protagonistas. Y aunque la atmósfera es por momentos irrespirable, Lafosse nunca abandona su vertiente humanista y nos permite ser testigos de los vestigios de lo que un día fue una relación entre iguales. El resultado es una cinta claustrofóbica e impúdica. De esas películas que te destrozan por dentro, en el mejor sentido de la palabra. 

María y Boris, excelentemente interpretados por Bérénice Bejo y Cédric Kahn, llegan a un acuerdo al final del metraje. Por el camino todos han tenido que dar su brazo a torcer en muchos aspectos. Se abren a un futuro incierto, porque sus vidas están condenadas a confluir para siempre. Y nosotros tenemos que desasirnos de todo lo visto, o bien llevarlo a cuestas para, con suerte, entender que el confrontamiento, aunque inevitable, no nos lleva a ninguna parte. El cine convertido en reflejo incómodo de lo que somos, de lo que fuimos y de lo pudimos ser. Un bofetón en toda regla que ya es una de las experiencias cinematográficas más extremas del año.


Para espectador valientes.
Lo mejor: Bejo y Khan parecen una pareja real.
Lo peor: La vehemencia de los personajes puede crispar a más de un uno.

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