viernes, 1 de abril de 2016

CRÍTICA | CIEN AÑOS DE PERDÓN, de Daniel Calparsoro

 
Ladrón que roba a ladrón...
CIEN AÑOS DE PERDÓN, de Daniel Calparsoro
España, 2016. Dirección: Daniel Calparsoro Guión: Jorge Guerricaechevarría Fotografía: Josu Inchaustegui Música: Julio de la Rosa Reparto: Rodrigo De la Serna, Luis Tosar, Raúl Arévalo, Patricia Vico, José Coronado, Joaquín Furriel, Marian Álvarez, Luciano Cáceres, Luis Callejo, Joaquín Climent Género: Thriller Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 04/03/2016
¿De qué va?: Seis hombres armados entran en la sede que el Banco Mediterraneo tiene en Valencia. Parece un atraco más, pero el cabecilla del golpe busca el contenido de una de las cajas que se esconden en la cámara acorazada de la sucursal. El caso moviliza a la policía e incluso a los miembros de uno de los principales partidos políticos del país.


Con Daniel Calparsoro, la sensación siempre es la misma. No importa cuál sea la película que estrene o qué personas estén detrás del guión que rueda. La impresión es que el director vasco es uno de los cineastas locales que mejor ejecuta y entiende el cine de acción, pero que siempre naufraga a la hora de dar empaque a sus historias. Con Cien años de perdón, la crónica de un atraco y sus inesperadas consecuencias, la tónica es mucho más evidente. Al cuarto de hora de película no te crees nada de nada, y la cinta llega a los 100 minutos de metraje. La historia de Jorge Guerricaechevarría quiere conectar con la España de la crisis (la premisa tampoco lo necesitaba), pero sus relaciones son muy obvias, poco o nada interesantes. Si sus protagonistas agotan al espectador (la nómina de argentinos con pocas luces que comanda el asalto, con Rodrigo de la Serna a la cabeza), José Coronado, Raúl Arévalo, Marian Álvarez y compañía no tienen personaje porque la película en ningún momento se encarga de dar entidad a cada parcela del misterio. El reparto brilla, el empaque técnico es notable... pero de nuevo el conjunto final desmerece los logros de cada una de sus partes. Sí, las dudas vuelven a caer del lado de Calparsoro, pero en esta ocasión me atrevería a decir que Guerricaechevarría (firmante, por otra parte, de algunos de los mejores guiones del último cine español) ha tenido mucho que ver. ¿Alguien puede creerse que un delincuente, al hablar con la policía, confiese que no quiere 'volver' a la cárcel, delatándose de una forma tan burda? ¿Alguien con dos dedos de frente puede creerse que la directora de una sucursal bancaria, al saberse relegada de su cargo, quiera participar del atraco como si nada? ¿Debemos aceptar que algo tan insustancial como la lluvia pueda dar al traste con un golpe que, por otra parte, se intuye calculado al milímetro? ¿Realmente las altas instancias son tan aparatosas e inoperantes como aparecen reflejadas en la ficción? Lo siento, pero no compro.


Para amantes del cine de robos y atracos.
Lo mejor: Rodrigo de la Serna, desde ya posible nominado al Goya.
Lo peor: Pensar qué hubiera hecho Enrique Urbizu con un material tan interesante.

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