CRÍTICA | PAULINA (LA PATOTA), de Santiago Mitre

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PAULINA (LA PATOTA), de Santiago Mitre

Festival de Cannes: Mejor película y Premio FIPRESCI de la sección Semana de la Crítica. Festival de San Sebastián: Premio Jurado de la Juventud, Premio Otra Mirada y Mejor película de la sección Horizontes Latinos. Premio Fénix: mejor actriz

Argentina, 2015. Dirección: Santiago Mitre Guión: Santiago Mitre y Mariano Llinás Fotografía: Gustavo Biazzi Música: Nicolás Varchausky Reparto: Dolores Fonzi, Oscar Martínez, Esteban Lamothe, Cristian Salguero, Verónica Llinás, Laura López Moyano Género: Drama social. Thriller Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 27/11/2015
¿De qué va?: Paulina está a punto de terminar su tesis doctoral. A pesar de contar con un brillante futuro como abogada, decide trasladarse a la periferia y acepta un trabajo como profesora en un proyecto humanitario. Una noche, Paulina es violada por un joven de la zona. A partir de ese momento, su vida dará un vuelco inesperado.

Paulina (La patota) convierte la violación de una abogada idealista en un pozo sin fondo de lecturas de arraigo social. Porque el nuevo largometraje de Santiago Mitre, uno de los cineastas latinos más relevantes del momento, parece un drama. A ratos se comporta como un thriller: a ello contribuyen los cambios de personajes y los saltos temporales, a mi modo de ver innecesarios, que trufan su guión. Pero que nadie se despiste: Paulina (La patota) es una película política. El film no quiere que sintamos pena o empatía por su protagonista, tampoco pide que entendamos las decisiones de su personaje. Es uno de esos extraños casos cinematográficos en los que, como espectador, no sabes qué postura tomar porque todo resulta tremendamente ambiguo. Y de la incomodidad surge la reflexión, si bien aquí no hay un mensaje definido con el que el espectador pueda explicar lo que parece inexplicable. Uno no puede irse a casa tras la proyección, llegar a conclusiones definidas y desprenderse de la película, y eso ocurre no sólo porque el director se encarga de dejar el final de su historia por los aires, sino porque estamos ante una cinta que prescinde estratégicamente de la identificación, del 'entender' y del 'verse reflejado' que ocurre en casi todas las películas de nuestros tiempos. 

Paulina (La patota) es un film duro, desagradecido, intenso por pura introspección. Gran parte del público rechazará sus provocaciones, mientras que otro sector no estará para tantas diatribas morales (y todos, a su manera, tendrán sus razones). El debate que abre Mitre es provocador, tremendamente actual, incluso podría decirse que necesario. Lástima que su mayor virtud sea, indirectamente, su gran talón de Aquiles: el hermetismo. El film, al menos para quien escribe, nos dice que es imposible cambiar el mundo porque todo está sujeto a condicionantes externos (desigualdades sociales, intereses económicos, jerarquías de poder, etc.) que no podemos dominar, o bien argumenta que ese cambio no puede producirse porque implica no ya un posicionamiento individual sino una transformación del colectivo. El debate es interesante, sin duda, pero la historia queda un tanto desperdigada, fruto tanto de su profusión de ideas como de la poca definición de su planteamiento. Paulina (La patota) termina, pensándoso bien, víctima de la misma dolencia de su protagonista: tiene muchas cosas que decir, pero no sabe cómo verbalizarlas. Con todo, Mitre siembra el caos y pone el huevo de la serpiente. De Paulina (La patota) restan sus dudas, y en pantalla aquello que no se muestra o no se dice tiene muchísima fuerza. Por eso este humilde bloguero tuvo que visionar la película dos veces y darle muchas vueltas a la cabeza para escribir estas líneas. Y también por eso, a pesar de sus defectos, el film de Santiago Mitre puede considerarse una de las mejores películas de los últimos años.

Para aquellos que lo ponen todo en duda, en el cine y en la vida.

Lo mejor: Lo que evoca.

Lo peor: Le falta pasión (a su personaje, al director, a la historia en general). 

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ESPECIAL 63º FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2015