lunes, 8 de febrero de 2016

CRÍTICA | LA VERDAD DUELE (CONCUSSION), de Peter Landesman


Érase una vez en América
LA VERDAD DUELE (CONCUSSION), de Peter Landesman
Nominación al Globo de oro y Satellite Award al mejor actor
EE. UU., 2015. Dirección y guión: Peter Landesman Música: James Newton Howard Fotografía: Salvatore Totino Reparto: Will Smith, Gugu Mbatha-Raw, Alec Baldwin, Eddie Marsan, David Morse, Stephen Moyer, Luke Wilson, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Albert Brooks, Bitsie Tulloch, Matthew Willig, Paul Reiser, Richard T. Jones, Mike O'Malley, Arliss Howard Género: Drama Duración: 125 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 12/02/2016
¿De qué va?: Bennet Omalu es un forense muy particular que descubre un caso de conmoción cerebral que afecta a jugadores de fútbol americano. Tras publicar su investigación, su descubrimiento generará una polémica inustada.


En La verdad duele (Concussion) conviven dos planos argumentales: por una parte, tenemos la historia del neuropatólogo forense de origen nigeriano que dió a conocer la existencia de un síndrome cerebral entre los jugadores de fútbol americano; y por otra, se despliega el relato de cómo los intereses de la comunidad médica y deportiva intentaron silenciar ese descubrimiento científico. Simplificando, la película muestra el eterno conflicto entre el individuo y el colectivo. Con todo, en esas dos tramas siempre se impone una misma idea: América. O mejor: Estados Unidos. El héroe sigue fiel a su verdad porque así le impulsa su aplomo patriótico, y la comunidad se repliega para defender sus símbolos. Ambos bandos, en definitiva, actúan con razones y toman medidas más que justificadas, al menos para el guión del film. Y, como resultado, la película acaba en tablas: el protagonista, tras sufrir un escarnio público y privado, acepta la importancia, incluso la supuesta belleza, que encierra el fútbol y sus partes interesadas, a la vez que la sociedad responde con un reconocimiento a sus labores como investigador y como ciudadano norteamericano. Tranquilos: lo dicho parece un spoiler, pero no lo es.


La verdad duele (Concussion), en definitiva, es una película tramposa, nada parcial y sumamente rancia. Uno de esos monumentos a la 'americanidad' más retrógrada, cortada a patrón para el disfrute de gentes como Donald Trump. Y si su execrable mensaje ya sería suficiente como para denostarla, a nivel formal cabe citar la exagerada interpretación de Will Smith o los constantes sinsentidos de su libreto (el protagonista va a misa, es de una integridad risible y sus contrarios lo atacan con una gratuidad más que patosa). Sí: hay que reconocerle cierto sentido del ritmo y una factura con el suficiente empaque como para garantizar dos horas de evasión. Pero América, como 'conjunto de estados' y como 'estado mental', suena a tierra ya conquistada y a película ya vista. La verdad duele (Concussion) es de un triunfalismo tan falso que debería encender las alarmas de cualquier espectador y ciudadano con criterio. Porque, seamos francos: la lucha entre los intereses propios y los ajenos nunca se resuelven con tanta facilidad. Un apunte que, si me permitís la coda final, me reafirma en la idea de que la película que mejor ha capturado la esencia 'yanki' de los últimos años ni se rodó en Estados Unidos ni viene firmada por un director norteamericano: se llama Dogville, la dirige Lars von Trier y, esa sí, es cine de altísimo voltaje. Y esto, claro está, tampoco es un spoiler.


Para creyentes del 'american dream'.
Lo mejor: David Morse y Alec Baldwin, dos grandes actores recuperados a tiempo.
Lo peor: En su guión se mencionan más veces las palabras 'América' y 'americano' que en todo el texto de la Constitución de los mismísimos Estados Unidos.

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