jueves, 7 de marzo de 2013

ESCENAS: EL AMANTE MENGUANTE, de Pedro Almodóvar

ESCENA 01: EL AMANTE MENGUANTE, de la película HABLE CON ELLA, de Pedro Almodóvar (España, 2002)
Comentario: Como confesaría años más tarde del estreno de Hable con ella, Almodóvar ideó El amante menguante como un recurso cinematográfico para evitar un momento que el artista no quería escribir ni ver en pantalla: la violación de Benigno a la bella durmiente Alicia. El genio manchego hizo de ese rodeo o eufemismo uno de los grandes momentos de su obra, en realidad otro ejemplo de cine dentro del cine, una ficción dentro de otra ficción, enésimo ramillete de reflejos superpuestos en el amplio espejo de pasiones desatadas y colores vivísimos que es la filmografía del cineasta español por antonomasia. El amante menguante es un juego, un capricho personal, una pirueta de guion, como lo fue Chicas y maletas dentro de Los abrazos rotos, como lo eran los anuncios televisivos del Almodóvar más pop y gamberro de los ochenta, o como era en sí misma La mala educación, narrativamente el gran abanico de muñecas rusas jamás construído por un director de cine. En su génesis es un ejercicio de absoluto pudor como artista: Almodóvar entiende que el cine sublima a la vida, y la vida de su cine se nutre de celuloide, por lo que simbólicamente el cine (una sesión imposible de El amante menguante, obra corta dirigida por un inexistente Hilario Muñoz) entra en Hable con ella para dotar de humanidad a su personaje protagonista (solo Almodóvar es capaz de encuadrar la figura tan detestada del violador en un todo tan lírico, nada que ver con el humor chusco que su responsable cultivó en su primera etapa). La escena es también una prueba de la sensibilidad almodovariana: pocos cineastas se atreven a empezar una película con la imagen de dos hombres que no se conocen llorando mientras asisten a la función de The Fairy Queen con la bailarina alemana Pina Bausch, al igual que pocos filmarían el devenir de un amante diminuto (Fele Martínez) convirtiendo un orgasmo (físico) en el mayor acto (íntimo) de amor. Y por encima de todo, El amante menguante es un homenaje rebosante de belleza al cine mudo: una historia de amor silente y en blanco y negro una década antes de que The Artist y Blancanieves llevasen el old cinema a las grandes salas y alfombras rojas. El amante menguante engrandece la obra que la contiene (Hable con ella), y gran parte del éxito y los premios que recibió la cinta se deben a la delicadeza y originalidad de esa escena. La expresión más sublime de un Almodóvar depurado, tan personal y femenino como siempre, pero nunca antes tan lleno de sutileza, sentido y sensibilidad.



1 comentario:

Anónimo dijo...

https://vimeo.com/72414260 :)