sábado, 31 de julio de 2010

POST Nº 600

Último post de julio. Con el añadido de que es el post número 600. Y si miramos atrás, hay muchas películas, tonterías y comentarios. El blog está muy contento de celebrar este pequeño cumpleaños. Cinoscar & Rarities, lejos de descansar, está preparando la que será su temporada más ambiciosa. El blog vivirá el desfile de premios 2010-2011, homenajeará a los Premios Goya por su 25 cumpleaños y llevará adelante el concurso protagonista de este otoño-invierno: LA ACTRIZ DE LA DÉCADA, que podrán seguir en el blog de siempre, en el blog Los Oscar 2011, en Mundo Cinefilia y los respectivos espacios de Facebook. Servidor se ha montado el horario de la universidad de tal manera que tenga alguna tarde libre para ir al cine (el año pasado no pude y en contra de mi voluntad me convertí en el rey de la descarga). Seguiremos atentos a los films de estreno porque aún queda mucha tela por cortar y mucho cine para escribir. Sin olvidar el Cineranking, que, aviso, ha vivido recientes cambios con vuestras últimas notas. Los Cinoscar Awards, los premios del blog, tendrán una segunda entrega a principios de año. Y como el blog hará balance el 24 de agosto, cuando cumpla 2 años, ahora sólo queda agradecer a todos los que se hayan acercado a las paranoias de Cinoscar & Rarities (todos, de la A a la Z, de Albertaco a Vitonemen). Nos vemos, nos leemos, nos escribimos.

jueves, 29 de julio de 2010

PREDICCIONES PREMIOS GOYA 2011

QUINIELA PERSONAL de los PREMIOS GOYA 2011

Balada triste de trompeta, lo nuevo del director y presidente de la Academia Álex de la Iglesia, concursará en el próximo Festival de Venecia. Lope se verá en Venecia y en Toronto. Pa negre, El gran Vázquez y Elisa K. nos representarán en San Sebastián. Los ojos de Julia apunta a taquillazo e inaugurará la nueva celebración de cine fantástico en Sitges. Biutiful ha tenido en Cannes el arranque de su carrera comercial y palmarés. Una pequeña joya para muchos, María y yo, ganó el décimo Festival REC de Tarragona. Chapero Jackson, cortometrajista ilustre, se pasa al largo; y otro novato, Borja Cobeaga, ultima su segunda comedia. Y entre todos estos nombres, vuelven grandes figuras como León de Aranoa, Bollaín y Mañas. ¿Cómo serán los Goyas 2011? He aquí un primer juego, apresurado por fechas, pero más que plausible. Esta es la primera quiniela de unos premios que cumplirán 25 años y que este blog rendirá homenaje a partir de agosto. Lo bueno, en el cine y en el blog, se verá próximamente. Arrancamos.


MEJOR PELÍCULA
1. AMADOR
2. BIUTIFUL
3. TAMBIÉN LA LLUVIA
4. TODO LO QUE TÚ QUIERAS

- PA NEGRE
- AGNOSIA
- LOS OJOS DE JULIA
- LOPE


MEJOR DIRECTOR:
1. Fernando León de Aranoa, por AMADOR
2. Alejandro González Iñárritu, por BIUTIFUL
3. Icíar Bollaín, por TAMBIÉN LA LLUVIA
4. Achero Mañas, por TODO LO QUE TÚ QUIERAS

- Andrucha Waddington, por LOPE
- Agustí Vilallonga, por PA NEGRE
- Óscar Aibar, por EL GRAN VÁZQUEZ
- Guillem Morales, por LOS OJOS DE JULIA



MEJOR DIRECCIÓN NOVEL:
1. David Pinillos, por BON APPÉTIT
2. Emilio Aragón, por PÁJAROS DE PAPEL
3. Eduardo Chapero Jackson, por VERBO
4. Sebastián Cordero, por RABIA

- Félix Fernández de Castro, por MARÍA Y YO
- Óskar Santos, por EL MAL AJENO
- Rodrigo Rodero, por EL IDIOMA IMPOSIBLE


MEJOR ACTOR PROTAGONISTA:

1. Javier Bardem, por BIUTIFUL
2. Juan José Ballesta, por ENTRELOBOS o BRUC
3. Santiago Segura, por EL GRAN VÁZQUEZ
4. Unax Ugalde, por BON APPÉTIT

- Celso Bugallo, por AMADOR
- Luis Tosar, por TAMBIÉN LA LLUVIA
- Alberto Ammann, por LOPE
- Eduardo Noriega, por EL MAL AJENO o AGNOSIA
- Juan Diego Botto, por TODO LO QUE TÚ QUIERAS
- Javier Cámara, por QUE SE MUERAN LOS FEOS
- Quim Gutiérrez, por UNA HORA MÁS EN CANARIAS



MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA:
1. Belén Rueda, por LOS OJOS DE JULIA
2. Pilar Bardem, por LA VIDA EMPIEZA HOY
3. Pilar López de Ayala, por LOPE
4. Carmen Machi, por QUE SE MUERAN LOS FEOS

- Magaly Solier, por AMADOR
- Elsa Pataky, por DIDI HOLLYWOOD
- Bárbara Goneaga, por AGNOSIA
- Elena Anaya, por HABITACIÓN EN ROMA
- Marisa Paredes, por EL DIOS DE MADERA


ACTRIZ NOVEL
1. Magaly Solier, por AMADOR
2. Miren Ibarguren, por UNA HORA MÁS EN CANARIAS
3. Maricel Álvarez, por BIUTIFUL
4. Natasha Yarovenko, por HABITACIÓN EN ROMA

- Aina Clotet, por ELISA K
- Lucía Fernández, por TODO LO QUE TÚ QUIERAS
- Alba García, por VERBO
- Nota Tschirner, por BON APPÉTIT
- Alexandra Jiménez, por NO CONTROLES


ACTRIZ DE REPARTO:
1. Najwa Nimri, por TODO LO QUE TÚ QUIERAS
2. Leonor Watling, por LOPE
3. Concha Velasco, por RABIA
4. Laia Marull, por PA NEGRE

ACTOR DE REPARTO:
1. Rubén Ochandiano, por BIUTIFUL
2. Álex Brendemühl, por RABIA
3. Lluís Homar, por LOS OJOS DE JULIA
4. Gabriel García Bernal, por TAMBIÉN LA LLUVIA



Tónicas de este año (previsiones y preguntas):

- La mayoría de películas tienen un guión original, algo que llevaba mucho tiempo sin suceder. Una buena noticia.
- Biutiful podría ser la representante al Oscar para México.
- La plaza al Oscar para España puede recaer en autores ya ganadores del Goya: Bollaín, Mañas y Aranoa.
- Pa Negre será la gran ganadora de los terceros Premios Gaudí. Verán.
- Hay muchos actores que tienen varios papeles películas distintas. Nimri, Homar, Noriega o Ballesta son ejemplos de ello, una situación siempre peligrosa de cara a los premios.
- Quien gane el juego de la taquilla en otoño tendrá plaza asegurada en los Goya. ¿Será Los ojos de Julia ese taquillazo que todos esperamos? Agnosia, Verbo y Amador también pueden conseguir adeptos.
- Cine de género en un año extraño: Verbo, Agnosia, Los ojos de Julia, Buried...
-Lope, además de categorías técnicas, ¿podrá acceder a las categorías principales? ¿Le sucederá como Los Borgia o como Alatriste?
- Ojo a Verbo, de Chapero Jackson. ¿Título de culto a la vista?

miércoles, 28 de julio de 2010

Crítica de AIR DOLL (MUÑECA DE AIRE)

Hirokazu Kore-eda ha hecho de lo humano la base de su filmografía. La humanidad de los niños de Nadie Sabe, la de la familia de Still Walking. Era cuestión de tiempo que el realizador japonés llevara a la vida a un ser inanimado como una muñeca inchable, excusa perfecta para firmar la marciana de su carrera. Kore-eda trata a su criatura de plástico como a cualquier protagonista de sus films, con la misma mirada inquieta, con el mismo aliento místico. Air doll, como las demás películas de Kore-eda, apelan a los buenos sentimientos de la audiencia. Es un placer conocer a este consolador andante que explora el mundo que la rodea, que aprende el significado del amor, que ve el mar por primera vez, que se percata de su verdadera naturaleza, que disfruta aprendiendo conceptos como 'cumpleaños' o 'basura'. Incluso el director incluye uno de los temas más bonitos jamás vistos: el aprendizaje mediante películas, con las que la protagonista entra en contacto al empezar a trabajar en un videoclub (ojo al dato). Hay escenas bellísimas y un plantel de secundarios en consonancia con la esencia de la historia. Revisión de la prostituta callada, crítica a la degradación de la sociedad japonesa (dichas muñecas son artículos muy solicitados que forman parte del imaginario sexual de todo Japón, una cuestión local que el público occidental no entenderá) y excentricidad con vocación lírica. ¿Cuál es el problema de Air doll? Es demasiado larga, subraya en demasía la moraleja de la historia, y lo que al principio se intuye como poético al final languidece a base de repeticiones. Air doll es excesivamente rara y dudo que tenga el impacto de las películas de Park Chan-Wook o Bong Joon-ho. Porque a la filmografía de Kore-eda le falta esa obra maestra que confirme su personalidad y su autoridad dentro del panorama del nuevo cine asiático. Al menos Air doll funciona como excepción libre aunque descompensada. Una delicia. Una frikada adorable.



La muñeca empieza a moverse, parpadea los ojos. Ve como su amo, que la hace el amor todas las noches, sale a trabajar. Sus primeros pasos se limitan a imitar los comportamientos que ve en las calles de Tokio. Su amo también actúa como un autómata. Su presencia en la vida de él es fruto de un frustramiento, concretamente una novia que nunca tuvo. Pero nadie pensó que la muñeca pudiese tener alma, y es a partir de aquí cuando todo se desmorona. Ella es la víctima de la víctima, y al final es el centro de un cuento de hadas. Se siente vacía porque sólo tiene aire en su interior, pero también hay gente de carne y hueso vacía en un sentido más metafórico. Disfruto la ingenuidad con la que Kore-eda encara un argumento tan arriesgado, incluso el invento funciona y llega a tener una gracia considerable. La tara viene por el exceso (de azúcar, de metraje); a Kore-eda le pierden las florituras y casi da al traste con su muñeca de compañía. Sobra toda la digresión relacionada con el creador de la muñeca, innecesaria se mire por donde se mire. Aunque el cine de ojos rasgados nunca ha sido amigo de la síntesis... En definitiva, Air doll está condenada a ser la rara avis de un autor y de una cinematografía entera. Una pobre incomprendida, como la air doll del título.


Nota: 7

martes, 27 de julio de 2010

Crítica de EL ESCRITOR (THE GHOST WRITER)

La suerte ha querido que este año coincidan dos títulos de cine negro con muchos puntos en común: Shutter Island y The ghost writer. Las dos son obras de autores consagrados, nombres que ya no tienen que demostrarnos nada y cuya presencia en las carteleras ya es de por sí un placer. Son dos obras juguetonas, con un componente lírico y lúdico innegable. Las dos, curiosamente, conservan cierta amargura clásica y conectan con el gran Hollywood que ya no existe. En ambas hay una extraña tendencia al discurso hablado, la mayoría de las veces en forma de diálogo, siendo la palabra el engranaje perfecto que hace avanzar la trama. El pulso que aquí protagonizan Brosnan y McGregor, incluso el breve encuentro entre el protagonista y el genial Tom Wilkinson, se presta a comparaciones con el perturbador cara a cara entre Leonardo Dicaprio y Jackie Earle Haley en una celda mohosa. La duración de las dos toca las dos horas, en las dos hay un misterio que descubrir, y en ellas el enigma, aunque en un principio no lo parezca, emana de lo humano, no de lo fantástico. Son, a su manera, propuestas teatrales, de aliento hitchkokiano y alma inquieta. Adoptan formas laberínticas, conectan con la actualidad más loca y son capaces de sacar a la luz la sombra, la parte podrida del humano moderno. Aun así, una y otra se construyen sobre cierta intrascendencia: no costaría imaginar el argumento de las cintas como la base de un best seller de éxito. Y las dos, y esta es la anécdota más importante, comparten una isla como escenario: ese lugar inmenso en el que uno puede perderse pero no salir. Una isla física, también un estado de ánimo cercano a lo tarado. Polanski y Scorsese, autores inquietos que compitieron por el Oscar en el año 2002 y que ahora se reencuentran para tratar lo mismo, cada uno a su libre albedrío, siguiendo la ética y estética que los ha caracterizado. Y Polanski, en calidad de director maldito, fantasma detrás de la cámara, consigue que su The ghost writer sea una dignísima película de suspense, que ya es mucho. Una película de miedo y sobre el miedo. Una película de Polanki, vaya, con sus desvaríos y momentos muertos, pero con su esencia intacta, con ese regusto a La semilla del diablo o Frenético que tanto nos gusta.


The ghost writer es uno de los pocos ejercicios de cine con vocación comercial y discurso político. El protagonista no tiene nombre: es un fantasma. No es un escritor en el sentido estricto de la palabra porque escribe la vida de otros para otros. Se deja vender por un cheque aunque no tenga idea de política, ni muestre interés por ella. Es un personaje pasota, un arribista cuya única estrella es estar en el momento y en el lugar adecuado. Él debe escribir las memorias de Adam Lang, primer ministro británico acusado de mantener contactos con la CIA y haber permitido la tortura de varios terroristas. Todo apunta a que Lang también se vendió para entrar en política, aunque la única diferencia es que él sí que tiene un nombre, el mismo que pronuncian las pantallas de televisión. Porque se necesitan nombres para que la mayoría anónima clave sus dardos en ellos. Es la base del juego, parte de la burocracia. Por eso el escritor no podrá acceder al manuscrito de su trabajo con facilidad y por eso la casa que comparten, masa impersonal de aluminio de diseño y vidrio, representa el 'no hogar', ese espacio donde ninguno de los dos tendrá intimidad. Son seres despreciables, algo que nunca haría la típica película de acción yanki. Las diferencias son mayores: al final, el verdadero culpable será el que permanecía a la sombra del cacique. En un giro sorprendente de la trama, Polanski nos dice que más culpable es el que mira una injusticia y la calla que el que la comete. Polanski entiende que los hilos de la actualidad política no la dirigen los políticos de turno... y eso es lo más aterrador. Y Polanski, sólo Polanski ejemplifica ese paradigma de escritor y político encerrado, apresado en su propia casa después de que la prensa y la justicia desenterraran el consabido caso de abusos sexuales a menores. The ghost writer es una crítica a la mano que mece la cuna en forma de thriller invernal, y algo nos dice que ese McGregor huyendo de no se sabe quién en el ferry es el propio director exorcitando sus fantasmas, jugando a ser verdugo y víctima en un laberinto de (auto)referencias. Una trama para nada casual. Incluso el final está más que repensado: los folios del polémico manuscrito vuelan por las calles de Londres en un plano fijo turbador. No sabemos nada de lo que ha pasado con el escritor, pero nos intuímos lo peor. Tampoco sabemos nada de Polanski, que en ese pequeño fragmento parece despedirse de la audiencia recordando lo que fue (director de obras maestras como Repulsión y El pianista) y lo que aún es capaz de hacer (ganar el Oso de oro en Berlín con este fantasma nostálgico, descompensado, pero fascinante).


Aunque sea destacable el hecho de que Polanski busque una trama amena, la película no es ese aliciente adrenalítico que demanda el espectador de aquí y ahora (no es un blockbuster). A The ghost writer le gusta perderse en sus complejidades, aunque empieza de forma directa con un cadáver arrastrado por las olas de un mar nocturno. Por eso pueden resultar chocantes algunas excusas narrativas que cierran el círculo: todo está dispuesto para que el protagonista desenrede la maraña, algo que no gustará a los puristas. Incluso el momento de clausura (spoiler: McGregor descubre la verdad con un galimatías de palabras encriptadas en el manuscrito del antiguo escritor) parece más propio del Cage de La búsqueda o el Hanks de El código Da Vinci. Pero ese momento viene precedido por otro de mayor nivel: ese baile de manos que poco a poco acerca la nota decisiva al verdadero culpable. Un toma y daca, en definitiva, de brochazos gordos y sutiles castillos de naipes. Es perfectamente mejorable, y aún así poco veremos este 2010 mejor o igual a The ghost writer. También a Shutter Island. Alicientes para no perdérselas.


Nota: 8

domingo, 25 de julio de 2010

CINE FRANCÉS: QUIÉREME SI TE ATREVES y DEJAD DE QUERERME

QUIÉREME SI TE ATREVES (Jeux d'enfants), de Yan Samuell (2003)

Conozcan a la sucesora de Amélie. Sophie y Julien tienen desde pequeños un código secreto. Se trata de retar al otro a realizar algo. Al principio eran jugarretas de escuela. Ahora el juego no tiene nada de inocente. Ellos siempre se amaron, y más después de la muerte de la madre de Julien. Pero es ahora, en plena treintena y con una relación paralela, cuando decidirán sellar su amor. Una película naif, representante de un realismo mágico que aquí recibe la energía visual y la rapidez narrativa de un autor novel. Una historieta simpática que nos deja con una sonrisa en la boca. Además, es la cinta en la que Guillaume Canet y Marion Cotillard se conocieron y se enamoraron. Un título que apunta a historia de culto. La vie en rose, en sus múltiples versiones y melodías, ambienta el romance (la versión de Zazie no tiene desperdicio). Súmamente agradable: para pequeños, medianos y grandes, enamorados y enamoradizos. Ya tardan los americanos en brindarle un remake.
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Nota: 7




DEJAD DE QUERERME (Deux jours à tuer), de Jean Becker (2008)

Antoine está a punto de vivir el fin de semana más importante de su vida. Decide abandonar su trabajo de publicista y todo parece importarle bien poco. Su matrimonio ha acabado, pero tiene que fingir, al menos delante de sus amigos que le han preparado una fiesta de cumpleaños sorpresa. Por una vez en su vida Antoine dará al traste con todas las convenciones y no dudará en soltar todas las verdades a la cara de quienes en alguna ocasión lo apreciaron. Comedia negra, un drama inesperado al descubrir el porqué del extraño comportamiento del protagonista. Una road movie emocional que no se anda por las ramas. Es corta y empieza con una fuerza que no abandona hasta el final. Todo se me antoja un tanto forzado, a pesar del trabajo actor del solvente Albert Dupontel. Un tanto descuidada a nivel técnico, algo que compensan algunas afiladísimas líneas de guión. Una historia de amor extremo que se esconde en la apariencia de una pieza liviana, incorrecta, juvenil. Eso define a Dejad de quererme: una película que da un giro final en el que la cinta se convierte de golpe y porrazo en otra película muy diferente. Se sitúa en la frontera que separa lo ingenioso de lo forzado y engañoso. Tendrá sus adeptos en esta comunidad bloggera, no hay duda. Un descubrimiento nada desdeñable.
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Nota: 6

viernes, 23 de julio de 2010

SERIES 28: A DOS METROS BAJO TIERRA



Six Feet Under acabó hace cinco años y su huella sigue igual de imborrable. En 2004 se estrenaron Mujeres Desesperadas, Weeds y Perdidos entre otras para encadenar el período de oro de la televisión norteamericana. Six Feet Under, por pura cuestión de fechas, es la serie que marca el cambio, la última ficción de una primera era de las series yankis que abarca nombres míticos como Sexo en Nueva York, Friends o Los Soprano. Por ello, no sé si hablando de la serie reivindico algo presente o pasado, pero sí inmortal. Gracias a esa excelente edición en dvd en forma de tumba (bueno, para algunos funciona a modo de totem), la serie consigue echar raíces y aguantar el paso de ese tiempo que tan bien trató durante 63 capítulos y 5 temporadas. Nunca pasará de moda una serie que, recordemos, emitió poco y mal (como es habitual) La 2 española, una de las primeras tramas episódicas en dar el salto al dvd, y la primera, más lírica y provocadora historia antes de que llegaran los vampiros ninfómanos de True Blood (también, cómo no, del excelente Alan Ball).



En Six Feet Under no noto la mano de un montaje: veo el libre discurrir de la vida, el inexorable paso del tiempo y la representación de las taras y los complejos de todo ser humano. Por primera vez una serie se permitió el lujo de tener una estética cinematográfica, contando con un grupo de directores y técnicos que aportaron en todo momento su visión e ideas. No veo capítulos, sino temporadas, porque cada una de ellas representa una unidad, un estadio de aceptación y evolución en la vida de los personajes. Hay tramas criminales (la que concierne al personaje de Lili Taylor, cuyo final no podemos desvelar), pero me quedo con esa sensación de asistir en directo a la rutina de una familia disfuncional (al menos diferente, pero no tanto como cualquiera de nosotros). Y es la primera y última vez que he tenido la necesidad (al final el placer) de volver a escuchar alguno de sus diálogos, incluso he estado tentado de apuntar algunas expresiones para aplicarlas al día a día. Six Feet Under es más que una serie: es un haiku. Ver a Kathy Bates, Patricia Clarkson o Richard Jenkins aparecer y desaparecer entre nuestros David, Nate, Claire, Ruth, Brenda y compañía ha sido un placer. Es una serie con la que me quedo embobado, una historia tan tranquilizadora como una sesión de yoga, tan enriquecedora como cualquier clase de filosofía. Encadeno capítulo tras capítulo porque sus responsables supieron dar al conjunto una estructura circular. Ninguna serie reserva lo mejor para su última temporada, y más cuando la tendencia televisiva es ir repitiendo o empeorando lo visto en primeras entregas (su finale season tiene una puntuación de 9'8 sobre 10 en su ficha de IMBD). Será un gustazo volver a ver Six Feet Under en otro momento. Se puede decir más alto pero no más claro: estamos ante la serie de la década. Y como tal, merece un homenaje especial.



Con la muerte de Nathaniel Fisher Senior empezó el curso de otras tantas muertes. Todas ellas acababan en manos de los Fisher, una familia dedicada en cuerpo y alma a la funeraria, su negocio, razón de ser y motor, valga la ironía, de vida. Pero tras la muerte del patriarca, la relación de los Fisher con la muerte, incluso entre ellos mismos, cambió: ellos, aletargados, insatisfechos, nunca se dieron la oportunidad de ser felices y la pérdida del mayor (el que, por tradición, impone las normas) se traduce en un viaje individual (porque cada uno debe recorrer su camino) y colectivo (porque la unidad familiar debe reforzarse con estas nuevas experiencias) en busca de la individualidad, de la libertad. Lo que sigue son unos personajes que dan tumbos porque la vida nunca será un camino recto y porque siempre tropezamos varias veces con la misma piedra.

HOMENAJE A DAVID (Michael C. Hall)

David acepta y confiesa su homosexualidad, y sólo a partir de aquí podrá diseñar esa familia que tanto anhela, una salida del armario muy importante porque invita como ninguna a la comprensión y a la tolerancia hacia una tendencia sexual que desgraciadamente aún tiene que luchar por la plena aceptación. El destino de David es luchar continuamente, pero el final de la serie le brinda los frutos de tanta batalla. El capítulo 11 de la primera temporada es un prodigio, también el capítulo 5 de la tercera, ese momento tan traumático en el que David es atacado, secuestrado y maltratado por un indeseable. David es la madre (por su instinto protector, por su tendencia a la planificación), una apariencia fría en un interior sensible, a flor de piel. Es, sin duda, mi personaje favorito. Un modelo de cómo debe tratarse lo 'gay' de forma pedagógica y veraz en televisión. Y también un modelo de persona: alguien que no es esperpéntico, alguien serio, un 'alguien' que podría ser otras tantas caras anónimas de una Norteamericana tan mojigata y represora.



HOMENAJE A CLAIRE (Lauren Ambrose)

Por edad, Claire es la que más tiene que compartir con esa generación de jóvenes seriéfilos que tanto la adora. Su trayectoria a lo largo de la serie se basa en encontrar una identidad: saber quién es y, con eso, saber finalmente quién quiere ser. Claire es la adolescente que ha oido hablar de la Guerra de Vietnam y que ha crecido con la imagen del derrumbe de las Torres Gemelas. Es reivindicativa, deslenguada, rebelde, inconformista. Basa su día a día entendiendo que 'todo es una mierda' y que 'todo puede ir peor'. Ella representa el adolescente de clase media que no encuentra su lugar. Tanto negativismo sabrá canalizarlo en sus fotografías, pero ponto averiguará que el mundo del arte está lleno de arribistas (ella le robará la idea del 'collage' a su mejor amigo), reprimidos y locos. Claire titubeará con las drogas: si asistió al funeral de su padre 'colocada', ella será la única que verá con lucidez ese camino hacia Nueva York.


HOMENAJE A NATE (Peter Krause)

Nate huyó del núcleo familiar y pasó de ser el primogénito al bastardo. Aunque Nate vuelva, su actitud siempre es esquiva, huidiza. Demasiado soñador, no acepta que él es un Fisher. Nate es ese adolescente que un día se despertó con una casa, una mujer y una hija que nunca lo llenaron. El camino de Nate es el que contiene más curvas y, por eso, es el que tendrá el final más trágico. Nate viaja de un extremo a otro: conocerá la tristeza más absoluta al poder sentir en primera persona la sombra de la muerte, también es el personaje que más feliz ha sido en algunos momentos de sus relaciones con Brenda y Lisa (y sus titubeos con Maggie, pieza clave de la última temporada). Personaje que amamos y odiamos en cuestión de escenas. Krause sabe imprimir a su Nate un atractivo especial. Nate es contradicción... como la vida misma, vaya.



HOMENAJE A BRENDA (Rachel Griffiths)

Griffiths es un prodigio. Se merece todos los Globos de oro del mundo. La pieza angular de la serie no es una Fisher, pero sí es alguien que por su infancia puede entender a la perfección el esquema de esa familia. Brenda quiere estabilidad, y está claro que al lado de alguien como Nate nunca la conseguirá. Bellísima en los últimos episodios como embarazada, el personaje con más energía y chispa. Su personaje perdió importancia en la tercera y la cuarta temporada, algo que explica por qué esas son las peores temporadas de la serie (ojo, lo peor de lo mejor). Este blog está enamorado de la actriz y del personaje. Poco más a añadir.


HOMENAJE A RUTH (Frances Conroy)

Ruth es una mujer desesperada en busca del jardinero musculado. Con George volverá a conocer el verdadero amor. Ruth ha sido demasiado recatada en el pasado porque nunca se permitió una respuesta negativa, una excentricidad, una estridencia. Ruth es la secundaria que, ante la ausencia del rol masculino, no sabe cómo encarar su estrenado protagonismo. Son excelentes los momentos en los que explota en una sesión de terapia, los minutos en los que rompe algún jarrón, las escenas en las que se sonrosa, sus escarceos con el florista ruso o sus excursiones con Bettina (sobre todo, el momento en que roba un pintalabios aprovechándose de que, 'a cierta edad, las mujeres como nosotras nos volvemos invisibles'). Ruth no ha conocido el feminismo de Brenda ni los avances tecnológicos de Claire: ella representa el despertar vital, social y sexual de la mujer como alguien autónomo, madre y finalmente abuela. Y Frances Conroy, un prodigio.


Podríamos seguir homenajeando a Keath, a Billy, a Federico, a Vanessa, a Margaret o a Olivier. También podríamos alabar la excelente selección musical de la serie. Tampoco deberíamos olvidar esa cortinilla inicial, la mejor en mucho tiempo. Podríamos repasar las muertes más curiosas, divertidas, trágicas o singulares vistas en la pequeña pantalla (las más geniales: una mujer que muere por el impacto de una maceta, una chica que empotra su cara en un semáforo... y, como ganadora absoluta, la mujer que muere arrollada por un coche al confundir unas muñecas hinchables con la aparición de unos ángeles). Ya nunca veremos la muerte de la misma manera (servidor tiene una funeraria al lado de casa). Es un milagro que exista una serie como ésta. Al terminar el año hablaremos de las mejores películas de la década. Pues bien: Six Feet Under está entre lo mejor (algunos minutos valen más que horas de ficción cinematográfica). Los que ya la han visto lo saben. Y los que no, deben hacerlo lo más pronto posible.

miércoles, 21 de julio de 2010

Crítica de VERTIGE

En The descent, un grupo de amigas espeleólogas se quedaban atrapadas en una gruta habitada por monstruos carnívoros. El divertimento de Neil Jordan destacó por su capacidad de transmitir angustia, una situación extrema que, además, permitía una descripción de personajes y una escena final irrepetible. Vertige sigue una fórmula parecida, aunque la película del francés Abel Ferry tiene tendencia a la agorafobia. Por momentos, se disfruta como una tensa mañana de alpinismo: los chicos (guapos y guapas, como dicta las normas del género) se reunen, revisan su material, viajan en coche y se adentran en unas montañas que creen dominar y que, cómo no, serán el escenario del máximo horror. Ferry opta en el primer tramo por un suspense más latente que explícito, también más elegante. La subida de esta fauna con las hormonas disparadas se altera al final, en el momento que el factor 'monstruo' entra en escena. La verdad, no era necesario: lo que hubiera podido ser una película original, cuanto menos diferente, acaba adoptando las mismas estupideces de otros tantos cuentos. Y ocurre lo peor que podría ocurrir: que bostecemos en las escenas que se suponen 'cumbre' (menuda ironía). No nos interesa y tampoco quedan presentadas de forma clara y atractiva las tensiones sexuales de los personajes o ese flashback terrorífico que rememora una de las excursionistas en lo alto de estos Alpes sangrientos. Una hora y veinte que no duele, la The descent francesa que no fue.



Vertige, ya sea solamente por su cortísima duración, es más inocua que mala. Puestos a elegir, nos quedamos con ese paseo desquiciante por el puente colgante o el momento en el que dos chicos caen y quedan unos minutos flotando en el aire tan solo unidos por un finísimo cable. Un Límite Vertical al que le pirran las convenciones, pero que en algunos tramos demuestra algún indicio de inventiva (la utilización de la cámara en los espacios exteriores). Por si acaso, no intenten adentrarse en montañas ajenas porque pueden esconder alguna sorpresa digna del Craven de hace unos años. Entiendo perfectamente al protagonista que, ante tanta presión, se queda paralizado y no puede respirar: en un momento semejante, cualquiera de nosotros infartaría. Lástima que la película no tenga los mismos efectos.

Nota: 4'5

martes, 20 de julio de 2010

FRONTIÈRE(S) 8'5 / 10

Una confesión: no creo que exista nada más apasionante en el apartado fantástico que el nuevo cine de terror que nos está llegando de Francia. Los nuevos autores de este movimiento no tienen ningún reparo a la hora de llenar sus platós de tinte rojo, todo para escenificar algunas de las escenas más provocativas, al final impactantes, que se recuerdan. Es un cine radical que encuentra en la tortura de sus personajes un divertimento malsano. Al cambiar las formas, tal vez enrudecerlas, también ha cambiado el público potencial de estas propuestas. Ya no hablamos de jovencitos en busca del nuevo Scream, incluso estamos lejos de las sagas de grandes asesinos como Jason o Mike Meyers: aquí los escenarios son directamente casas de martirio, mataderos con monstruos deformes. Hablamos de un país con una cinematografía muy variada que asiste a esta nueva ola de horror con extrañeza pero con orgullo al ser el plato fuerte de todo tipo de festivales. Películas que hay que ver con el estómago vacío, carne de sesión nocturna, títulos de culto para muchos, una entretenida casquería para los curiosos. Frontière(s) riza el rizo: es la más pringosa y adictiva de la familia... incluso por encima de Martyrs y À l'intérieur (no por casualidad, todas ellas protagonizadas por mujeres). ¿Dónde está la frontera de este cruce de cuchillos? No lo sabemos, pero Frontière(s) (recordemos, aún no estrenada en España) ha puesto el listón muy alto.




Hostel viajaba hasta Eslovaquia para demostrarnos que el horror puede manifestarse en los lugares y de las formas más insólitas. En ese caso, la trama de Eli Roth jugaba con los clichés: si sus primeros tres cuartos de hora eran una comedia juvenil que podríamos catalogar de irreverente o gamberra (no más, eso sí, que cualquier American Pie al uso), la parte final servía de interesante reverso en la que los personajes, en una acto de ironía fílmica, recibían su merecido castigo. Roth quería y consiguió desmontar la narrativa habitual del terror estadounidense y propuso al espectador un juego extremo en el que sin previo aviso se ponía a prueba su aguante. En Frontière(s) existe una estructura similar. Aquí todo ocurre en un espacio apocalíptico, en una Francia hipotética donde el gobierno lo disputan dos grupos conservadores (uno de ellos de extrema derecha). Las rebeliones en la capital no se hacen esperar y los protagonistas de la película serán unas víctimas de la situación convulsa de todo el país. El horror está muy cercano, nos dice su director: un país tan chovinista como Francia puede morir víctima de su propia idolatría y radicales signos políticos.Y si los nazis, los asesinos del tramo final de la película, mataron sin piedad en el siglo pasado, nadie duda que la capacidad de matar es inherente al ser humano (también la de sobrevivir: la protagonista, en su sofocante huída, actuará como una hiena). Un film, en definitiva, que habla de varias fronteras: la del dolor, la de la propia platea... incluso las físicas, las que delimitan países, personas. Y como de fronteras va la cosa, Frontière(s) se sitúa en la franja que separa el terror del gore gratuito, todo para demostrar que la narrativa yanki, como subrayó Roth, ha pecado de ingenua durante demasiado tiempo.



Hemos citado a Eli Roth, y Roth nos lleva a su amigo bastardo Tarantino. Si en su día nos entusiasmó el espectáculo de Kill Bill (otro tótem del terror juguetón, premeditadamente lírico, alegremente amoral), no veo por qué atacar la festiva demostración de miembros amputados y neonazis carniceros que nos propone Frontière(s). Su genial fotografía, su interesante uso de los colores (marrón al inicio, azul durante la noche, siempre rojo) y la atractiva metamorfosis de Samuel le Bihan (aquí demuestra que las piruetas de El pacto de los lobos eran mera chiquillada) elevan la película hasta límites insospechados. Frontière(s) funciona por acumulación de pringue, pero sería injusto negarle algunas de las ideas más redondas que se hayan visto en el terror más reciente (esa cueva que resulta ser la fosa de un asesino, la parsimonia con la que el padre corta los tendones de Aquiles del joven, la cámara de gas que desfigura la cara del chico... o ese plano en el que la protagonista muerde y arranca la oreja de su adversaria mientras llueve). Porque déjense de reflexiones: esto es un divertimento en toda regla, un regalo para el fan del género, un parque de atracciones que pone a prueba nuestra adrenalina. No le busquen más sustancia: si son asiduos al cine de terror, no duden en verla; y si son espectadores con la sensibilidad a flor de piel, olvídenla, ni intenten verla. Quien avisa no es traidor. Un film que hay que ver solo, en una sala oscura, con una pantalla muy grande... y sin la suegra de turno o la novia asustadiza. Un martirio o un gustazo, según el caso. Debo estar como una regadera: me lo pasé de lo lindo...



domingo, 18 de julio de 2010

MI REFUGIO (LE REFUGE) 9 / 10

Mi refugio, premio especial en el pasado Festival de San Sebastián, es una nueva muestra de la genial mente creadora de François Ozon. El cine de Ozon dista de ser puro, previsible, compacto; de igual manera, los personajes que retrata el realizador francés son de naturaleza extraña. Mi refugio, como todas las películas de Ozon, no es un drama, pero esa es la etiqueta que más se acerca a la trama y tono de la película. Ozon es esquivo: empieza la película con la imagen de un camello en las calles de París para, después, filmar el devenir de un heroinómano. Pero tampoco es ese el tema de Mi refugio: la protagonista es la novia del drogadicto que, después de la muerte de su pareja, debe armarse de valor para aceptar otra noticia que cambiará su vida: está embarazada del difunto. El refugio del nonato es el vientre, ese que crece y crece de forma inexorable, el fenómeno (sobre)natural que nos recuerda cada día lo cerca que está la vida del que va a nacer y la muerte del que ya no está. El refugio de la madre estará en una casa cerca de la playa y de la frontera con España, un pequeño oasis en el que nadie puede ni se atreve a juzgarla. Y existen más refugios: esa coraza invisible de la que nos armamos a la hora de afrontar los momentos más difíciles. Por si fuera poco, Ozon incluye la historia del hermano, un joven homosexual que en su día fue adoptado y que ahora se refugia cerca de su cuñada. Lo demás es una oda al respeto, al amor, a la comprensión, a la conexión de dos personajes marginados que buscan afecto en un mundo lleno de imposturas e imposiciones (las palabras que una turista lanza a Mousse, nuestra Venus embarazada). Ozon también busca nuestra comprensión, y aunque su cine sea irregular, casi siempre interesante, esta vez casi lo borda: Mi refugio, su refugio como cineasta y su cúspide como poeta kitch, tiene las escenas más líricas de toda su carrera, incluso la musa más etérea: una Isabelle Carré que nos enamora, que nos embelesa y que nos turba, que nos provoca rechazo y nos lleva a su terreno, que nos extasia y nos deja sin aliento en un final totalmente inesperado. Una película difícil de explicar. Junto a 8 mujeres, lo mejor de François Ozon. Con diferencia. Sin más.



Se ha querido establecer comparaciones entre el cine de Almodóvar y el de Ozon, un símil un tanto peligroso porque Ozon siempre tendría todas las de perder ante una posible confrontación entre las filmografías del español y del francés. Ozon, eso sí, hereda del director de Volver una voz femenina, una capacidad inaudita por penetrar en la mente y el alma femenina. Ozon entiende la mujer como un ser complejo y cree que es más interesante seguir sus pasos que descifrar sus verdaderas motivaciones. Por eso sus mujeres actúan por impulsos, son descarnadas y directas. Por eso sus películas son peliculeras, como las de Almodóvar. También son rebuscadas, sin orden. Porque el riesgo es otra tónica almodovariana en el cine de Ozon: juega con la simbología religiosa, es provocador por convicción; titubea con un discurso cercano a la muerte, casi en forma de elegía rosa, de melancolía gay, de sexo y sensualidad. Ozon también juega con el thriller: su cine se crece con tramas criminales, pero, como demostró 8 mujeres, ese elemento negro sólo es una excusa para desplegar su universo sensible y sensorial (de hecho, en esa película el hombre no estaba muerto: era, simbólicamente, Ozon divirtiéndose al ver las excentricidades de sus ocho criaturas). Mi refugio representa el lado más serio de Ozon, el más reflexivo, el más ambicioso por conseguir la categoría de gran autor europeo, el más obsesionado con los entresijos de la maternidad y los lazos de sangre. El más subversivo. El más interesante.



Es difícil averiguar si Ozon es el bebé, el hermano gay o la protagonista, también es difícil establecer nexos de unión entre Amantes Criminales o Swimming Pool, El tiempo que queda o Ricky, pero el cine de Ozon remite a una atmósfera especial, está dotado de una coherencia indescifrable. ¿De qué va Mi refugio? No lo sabemos, pero hechiza: es un cine de silencios. Una película que no se ve: se intuye. Es, con permiso de todos los críticos que atacan al director de forma sistemática, una de las mejores películas del año. Me conmueve recordar el momento que el hermano de Louis se pone la colonia de su hermano. Me parece genial esa canción que él toca para ella con el piano. Me incomoda esa madre despiadada que insta a Mousse a abortar porque 'no quiere herencia de su hijo'. Adoro la forma en la que Mousse observa el cuarto oscuro de una discoteca gay. Y entiendo sin entenderla, sigo fascinado y expectante los caminos por los que nos lleva la protagonista durante una hora y media que se vive como un suspiro. Sobre madres e hijos, adicciones y decisiones, taras y secretos. Una pequeña joya.

viernes, 16 de julio de 2010

¿PUEDE JAVIER BARDEM ESTAR NOMINADO AL OSCAR POR BIUTIFUL?

Biutiful, lo nuevo de Alejandro González Iñárritu, se estrenará en Francia a finales de agosto y en España el próximo diciembre. Algo nos recuerda que ya ha empezado la temporada de premios y de momento podríamos considerar títulos como The Social Netwook de David Fincher, Another Year de Mike Leigh, Inception de Christopher Nolan, la esperadísima Toy Story 3... y sí, lo nuevo del director de Amores Perros, 21 gramos y Babel. En Cannes se habló de Biutiful y hubo división de opiniones; también se habló del intérprete español, más e incluso mejor ya que muchos analistas le daban la Palma de oro minutos después de la primera proyección. Ya existe tráiler en inglés por la red y todo huele a oro. Independientemente de las cualidades de Biutiful, podemos vaticinar las posibilidades de nuestro actor más premiado, sus bazas de cara a la estatuilla.

- Iñárritu siempre ha conseguido nominación al Oscar con sus películas. Biutiful, si sigue el patrón, tendrá por lo menos una nominación y la más plausible es la de Javier Bardem. Recordar que Naomi Watts, Benicio del Toro, Rinko Kikuchi y Adriana Barraza estuvieron en la terna gracias al mismo realizador.

- Se sabe que Bardem aparecerá en la serie Glee, el producto revelación de la televisión norteamericana. Lo que podría ser una anécdota tiene más jugo: tener un papel, por pequeño que sea, en la serie que más interesa a los anunciantes y a la generación teen confirma que Bardem es una figura reconocida y reconocible para el americano medio, ese al que va dirigido la larga gala de la Academia. Claramente ha habido una evolución porque cuando estuvo nominado por Antes que anochezca era un anónimo para la audiencia. Una nominación en 2011 sabría a confirmación, a consagración.

- La Academia ama los 'papeles protagonista'. El ganador del Oscar debe ser el mejor actor, pero también el motor de la película que encabeza. Bullock era la esencia de The blind side, y el nazi de Christoph Waltz era el protagonista velado de Malditos Bastardos. Otra curiosidad: tanto Waltz como Bardem les avala su éxito en la Croisette. Tener un premio en un festival europeo es un aval.

- Aunque es demasiado pronto para hacer especulaciones, todo apunto a que el cine latino no dará títulos fuertes que luchen por el Oscar. Debemos buscar alternativas y Los Ángeles, quiera o no quiera, siempre ha hablado español. Bardem vendría a representar la cuota hispana que cada vez tiene más votantes y que el año pasado vivió su momento de oro con El secreto de sus ojos y La teta asustada. Además, Biutiful supondría una nueva reivindicación de Barcelona, la misma pero distinta (más oscura, más Iñárritu) de Vicky Cristina Barcelona (recordemos: Globo de oro a la mejor comedia a pesar de lo que digan los puristas). La naturaleza spanglish de Iñárritu es clave: puede optar al Goya y al Oscar, a los EFA y a los Globos... contra más visible, mejor.


- Nadie olvida que no nominar a Bardem por Mar Adentro fue un gran error por parte de la Academia. Ya tiene el Oscar por No es país para viejos, pero en Biutiful realiza un papel muy diferente, ese nuevo matiz que precisa la Academia para renovar su confianza con un intérprete. Biutiful tiene los suficientes ingredientes para funcionar decentemente en las taquillas de medio mundo... porque el factor económico, por desgracia, importa. Y pasar de 'actor de reparto' a 'actor protagonista', también (y pocos lo consiguen).

- Y entre medio una pregunta: ¿puede Biutiful representar al Oscar a España? ¿tal vez a México, como ocurrió con El laberinto del fauno?

- Bardem y Cruz se han casado y ello los confirma como la pareja del momento. Ella tiene 3 nominaciones, un premio, un cameo en Sexo en Nueva York 2 y una superproducción del calibre de Piratas del Caribe 4 en la recámara. De él hablaremos todo el año porque estrenará Come, reza, ama, y tampoco debemos menospreciar su próximo proyecto con Malick. Habrá Bardem para rato y el tandem con Cruz sería la vidilla de toda rueda prensa, photocall y alfombra roja. ¿No era su declaración en Cannes un preludio de algo venidero? Bardem fue el primero en presagiar la victoria de La Roja... ahora le toca a él. Cinoscar & Rarities le desea mucha suerte.


jueves, 15 de julio de 2010

VILLA AMALIA 8 / 10

Villa Amalia es una de las películas más radicales del año. Es una historia tétrica, cruda, difícil, enigmática, oscurísima. El guión es esquivo y en el fondo muy sencillo: se narran los pasos de una pianista que, tras descubrir que su marido le es infiel, decide dejarlo todo. Y decimos todo, porque la película se dedica, se detiene y se delecta al retratar ese borrón y cuenta nueva por voluntad propia, ese abandono que sabe a autoreafirmación, a introspección personal, a búsqueda de un refugio propio que al final se materializa en forma de isla italiana. Villa Amalia es como una Tres colores: azul al revés: si allí se buscaba una segunda oportunidad al empezar una nueva vida tras un accidente de tráfico y la pérdida del ser querido, aquí el marido es la figura que se pierde por voluntad (quizás porque ya se había perdido mucho antes), y la segunda oportunidad surge, paradójicamente, al abandonarlo todo, al destrozar la impostura burguesa que rodea a la Ann que interpreta como siempre una Isabelle Huppert fría y genial, bella y frágil, brusca y visceral. Villa Amalia, pese a todo, habla de la vida, esa que se descubre cuando, al vaciar nuestro dormitorio, las paredes sin muebles nos recuerdan los momentos vividos y las fotografías escondidas en los cajones nos devuelven aquello que sentimos. De la misma forma que Ann se despoja de todos sus lazos y pertenencias, el espectador debe dejarse llevar por las excentricidades de su protagonista. El viaje no es tan catártico como debería, y aún así Villa Amalia es ese oasis de buen cine que huele a Kieslowski por los cuatro costados, a historia de desesperaciones, desolaciones y naufragios emocionales. Un ejercicio interesante de silencios y músicas disonantes, una trama in extremis.



Durante una hora y media seguimos la silueta fantasmagórica de Ann. Ella se reencuentra con Georges, un antiguo compañero que siempre la ha amado. Es precisamente el inesperado apoyo de Georges, parte de su pasado siempre presente, lo que la animará a abandonar a su marido, ese presente que carece de futuro. Así, en esa encrucijada personal, Ann luchará por culminar ese acto de rebeldía que no piensa explicar a nadie porque nadie está dispuesto a entender. Ann ha sido una mujer fuerte, una artista con una vida interior muy rica ahogada por la rutina, las obligaciones, las convenciones. Ann es una suicida, una Karenina moderna, la heroina inusual que escribiría Virginia Woolf, James Joyce o D. H. Lawrence. El bienestar del personaje está por encima de la del espectador: ella quiere estar sola y la película adopta para sí un luto, un desamparo que nos encanta, algo parecido a la magia de un día con el cielo nublado. Una película para ver en horas melancólicas, en una sala oscura y sin compañía. Una película para los que defienden la diferencia, para aquellos que reivindiquen el derecho a cambiar de opinión, a estar tristes y no saber por qué.

miércoles, 14 de julio de 2010

Crítica de WELCOME

La Indústria de Hollywood, tan poderosa que precisa ser escrita en letras mayúsculas, persigue entretener al espectador... y nosotros la criticamos, quizás, en demasía. Muchas películas se convierten en trilogías o sagas que, por concepto (estirar una misma idea o personajes en varias entregas), están condenadas a repetirse. Pero, y he aquí la ceguera del discurso europeísta, también se repiten, a su manera, y sin que nadie parezca oponerse, autores como Ken Loach o Woody Allen, este último europeo de adopción. Al ver Welcome pienso que el cine debe entretener pero que debe conquistar una barrera más difícil: la de la reflexión. Welcome consigue las dos cosas, y lo logra con una historia tierna, bien interpretada, de una innegable coherencia y de un temple considerable. Y aún así, creo que Welcome se repite como las franquicias del viejo Hollywood. Aunque es una película agradable e interesante, Welcome, nominada al César a la mejor cinta del año, me parece una película un tanto 'pijoprogre' que busca el debate de una cuestión mayor (el escalofriante número de personas que cruzan todo tipo de fronteras, incluso jugándose la vida, para tener una segunda oportunidad, su particular 'sueño europeo') a partir de una historia pequeña, temo que también menor, diseñada para que el espectador empatice con el espectáculo. Las intenciones del irakí Bilal, que pasan por ir hasta Inglaterra a nado para reencontrarse con su amada, me parecen en el fondo tan dulzonas como el más pomposo del cine familiar de Norteamérica. De Welcome nos quedamos con ese inicio crudo y la genial interpretación de Vincent Lindon, esos pequeños detalles que no conectan con nada pretérito. Welcome es una buena película, pero debe detectarse su naturaleza urbanita, su discurso burgués, su en el fondo endeble forma de ver y retratar el mundo lleno de injusticias que nos rodea (no me creo esa pelea en el supermercado: no por ser crítico hay que caer en la inverosimilitud). La película de siempre, esa que, orgullosa de no seguir el patrón yanki, cae en sus mismas obviedades.




Welcome también es la historia de Simón, un nadador con medalla olímpica que afronta su madurez, también la reciente separación de su esposa, mostrándose curioso, extrañamente altruísta, con el nuevo pupilo de la piscina que regenta. Bilal, el nadador inexperto, ha caminado tres meses y ha recorrido medio mundo para volver a ver a su querida, una joven que vive en Londres y que está a punto de ser la víctima de un matrimonio de conveniencia. Simón no tuvo el valor de bajar las escaleras del edificio donde vive para pedir perdón a la mujer que tantos años la acompañó, una distancia notoriamente menor. La película, ante tal esquema, parece creer en las buenas intenciones, en la bondad humana, en el buen fondo... vaya, en un cine humanista que hace pensar y a la vez busca la lágrima. Y por ello, creo que Welcome gustará a un público bastante amplio: es incómoda, pero no demasiado; es reconfortante, pero sin exagerar. Siento no compartir esa misma pasión. ¿Que qué tal Welcome? Está bien, pero no deja huella. Una película actual, algo que no admite duda: solo por eso, merece que le demos la bienvenida, ese 'Welcome' que no tuvo en taquilla hace unos meses.

Nota: 6

martes, 13 de julio de 2010

Crítica de NACIDAS PARA SUFRIR

Admiro a Miguel Albadalejo. Me parece un director originalísimo que los críticos aún no han sabido ubicar, tampoco valorar en su justa medida. Es divertido que sus bandas sonoras abarquen canciones de Fangoria o Conchita Bautista porque el cine español nunca quiere alardear de caspa, aunque la tenga (y mucha). El cine de Albadalejo recuerda a los cuentos protagonizados por paletos, tontos del bote o sufridores del cine patrio más antiguo, Berlanga a la cabeza. También nos recuerda a Almodóvar por su tendencia a lo kitch, a lo femenino. Aún así, no es un director previsible; prueba de ello es su Nacidas para sufrir, una película anacrónica por convicción que estaba condenada a ser un estrepitoso fracaso de taquilla desde que se escribió la primera línea de su guión. Hasta en eso da la nota Albadalejo, que se atreve a escribir las vicisitudes de mujeres mayores en un ambiente rural en un tiempo en el que las películas las protagonizan jóvenes urbanitas. Nacidas para sufrir huele y sabe a potaje, a hierba fresca, a calles sin asfaltar y a tertulias entre vecinas. La historia de una mujer que, en sus últimos días, accede a casarse con su empleada del hogar para desheredar a sus sobrinas es una excelente premisa inicial que, por desgracia, va desinflándose a medida que avanza el metraje. Albadalejo ha encontrado su tono, sus actrices (Mariola Fuentes repite con él tras El cielo abierto; y Adriana Ozores borda su Purita después de ser la madre de Manolito Gafotas) y sus mecanismos para contar la historia que quiere cuando quiere. Pero, y he aquí el problema, Albadalejo es su más importante enemigo: le falta la locura de Almodóvar y mano firme a la hora de firmar libretos, esa por la que pasó a la historia Berlanga. Albadalejo, por una cosa o por otra, nos deja con ganas de más; y aunque Nacidas para sufrir sea más curiosa y adorable que Volando voy o Cachorro, no llega a superar todas las expectativas. Merecía alguna nominación al Goya, se aplaude su originalidad y atrevimiento... pero poco más.



Tengo sensaciones contradictorias con esta película. Me encanta ese plano inicial lleno de flores mortuorias que me recuerda a otro excelente, igual de ecléctico representante de un indie queer european cinema que nadie ha tipificado como tal: François Ozon y sus 8 mujeres. Me encanta el personaje de Ozores, la anbigüedad de ciertos diálogos, esa Mariola Fuentes enfadadísima o ese giro inesperado de la trama. Hablar de la homosexualidad femenina en plena senectud me parece necesario y arriesgado, y Albadalejo trata el tema con suma delicadez (incluso puede intuirse que el personaje de Malena Alterio, una monja enclenque que siempre precisa de la compañía de otra hermana, también tiene demasiadas cosas encendidas en su armario). Me río a carcajadas con ese cantante de verbenas populares. Me descoloca la referencia indirecta al mismísimo El diario de Patricia (tanto si Albadalejo quiere enfocar la escena como una sátira o una crítica, me parece mucho más redonda, aguda y mordaz la de Volver). Hay directores de cine que han nacido para sufrir y Albadalejo es una de ellos. Y no es que no sea profeta en su propia tierra: como Dúnia Ayaso y Félix Sabroso (dejen que incluya también a Ramón Salazar), su particularidad es situarse en un punto muerto, en una tierra de nadie incómoda, aunque en el fondo tratemos de nombres con talento. No hay que tener, sino demostrar; por eso esperamos el próximo trabajo de Albadalejo con muchas ganas, conscientes de que el título 'Nacidas para sufrir', relato personalísimo con sus defectos, habla, entre otras cosas, de su posición como autor incomprendido.

Nota: 6